Prólogo

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En el cosmos, se puede decir que habita cualquier clase de cuerpo celeste. Cada uno conforme a como fue creado, muestra su belleza a la Eternidad que reside en las profundidades del universo. No hay mucho que contar acerca de ello, los astros intentan demostrarles a las nebulosas que son más preciosas que ellas, pero los cometas les pasan susurrando que aquello es imposible, que las constelaciones lo son más.

Los planetas alejados de aquellas discusiones, viven en armonía entre ellos. Hasta que toda la tranquilidad en el espacio es interrumpida por una pequeña estrella que viene danzando por el infinito, Júpiter le riñe que vaya con cuidado, que golpeará a alguien. Marte manda a callar a Júpiter. Venus pide que guarden silencio. Mercurio los ignora. Saturno bufa ante la creciente pelea que se avecina, Neptuno y la Tierra no hacen más que ver la discusión como si fuese un partido de meteoritos. Y Urano... Urano está durmiendo. La estrella maliciosa, viendo como los planetas están perdiendo el control, sale huyendo provocando que el Sol y la Luna rían ante la furia de Júpiter.

El pequeño astro danza con sublimidad, provocando que una que otra estrella le mire de reojo. Aquello elevó el ego del cuerpo celeste, haciendo que sus movimientos fuesen más notorios. Júpiter le gritaba que fuese cuidadoso, pero no le importó lo que le decía. Siguió con lo suyo hasta que chocó con un asteroide, perdiendo el control de sus movimientos y cayendo en picada al vacío. Intentó retomar su camino, pero le era imposible. Escuchó que el clamor de las galaxias alertó a todos, no querían que se perdiera en ese vacío, así que, de una de las constelaciones, una estrella decidió salir de su hogar y abandonó todo aquello que le fue dado en un principio, y fue a socorrer al astro que seguía cayendo.

Nadie pudo predecir lo que iba a pasar, todos quedaron expectantes antes que ambas estrellan chocasen. Aquello provocó un estallido de luz en el cosmos, advirtiendo a las galaxias que vivían a billones de años luz de allí. Tanto fue el impacto que muchos pensaron que habían muerto. Tardó un poco de tiempo para que todos se diesen cuentan que no había pasado, sino que ambas se habían fusionado entre sí. Sus núcleos se enlazaron, haciéndose uno solo. Ambas estrellas, ahora convertidas en una sola, exploraban la parte del núcleo que le pertenecía al otro y fue sorpresa para ambas, que se encontraron embelesadas por la belleza de la otra. El calor que nacía en el interior de ambas se extendió por todo su ser, el amor que comenzó a brillar en su núcleo, se percibió por todo el cosmos, maravillando a cada partícula que habitaba en él. Lo que no tenía una, la otra lo poseía. Se complementaban así mismas. Aquello no tenía explicación, pero no la necesitaban. Sólo se necesitaban ellas nada más.

Y fue así como dos estrellas ─pertenecientes a diferentes partes del cosmos─ sus núcleos se fusionaron haciéndose uno mismo, convirtiéndose en una nueva estrella, con un brillo que nunca antes se había visto en otra. Maravillando a toda la galaxia por su belleza etérea.

Según dicen, del caos nacen las estrellas, pero también se pueden desvanecer...

FRAGMENTO DEL CUENTO.

Del cosmos se desvaneció una estrella © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora