Capítulo 4

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"Hay belleza en las cenizas de un amor que ardió por lo que amaba

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"Hay belleza en las cenizas de un amor que ardió por lo que amaba." Ron Israel.

Jessamy.

El cabalgar por la pradera se había convertido en una rutina estricta que se había impuesto desde que llegó a Summerside. Sentir el aire chocar contra su rostro, su cabello revoloteando con el aire le hacía sentir una paz que nunca antes pudo apreciar. Sentía la libertad saliendo de cada célula de su piel cuando ensillaba a Darcy, la emoción que se apodera de ella antes de recorrer los kilómetros que se extendían frente a la granja era algo que jamás podría explicar.

Su abuela se hallaba encantada de que pudiese salir de ahora en adelante porque en un principio no existían indicios de que quisiese abandonar la cama, ahora parecía ser una nueva Jess, o eso era lo que su abuela decía. Pero dentro de sí misma sabía que no había ningún cambio, todo seguía igual. Sufría por el hecho de saber que a su madre la condenaron a quince años de prisión, porque a pesar de todo lo que le hizo y como la trató todos estos años, aun seguía siendo su madre y le dolía, aunque una parte de ella la seguía odiando. Seguía enfadada con su padre y su tía Isabel, apenas podía hablar con algunos de ellos sin terminar irritada. La relación con Jeff parecía empeorar y no entendía por qué, muchas veces quiso intentar hablar con él, pero la ignoraba y eso la hartaba. Sin mencionar lo mal que se sentía a veces cuando recordaba a Atlas y de que lo añoraba muchísimo.

A veces sentía que había cometido un error a terminarle, pero luego era consciente por lo que estaba pasando y lo que menos hubiese deseado era cargar a Atlas con sus problemas. Y sabía que él nunca hubiese quejado, pero era algo que quería resolver por sí misma. Y sí, hubo mejores formas de cerrar eso, pero nunca nadie estaba listo para alejarse del amor de su vida. Nadie.

¿Se arrepentía? Completamente. ¿Quería a Atlas de vuelta? Con todo su ser. ¿Merecía aquello? Definitivamente no, no merecía tenerlo de vuelta. Ahora debía luchar por ser la mejor versión de sí misma, debía aprender a controlar sus arranques de furia, no podía simplemente perder el control y gritarles a todos como si estuviese loca. Necesitaba sanar por dentro, necesitaba aprender a perdonar y era algo que Atlas nunca podría enseñarle.

Se bajó de Darcy apenas llegó al establo donde se hallaba su abuela alimentando a su corcel Nancy, hermana de Darcy.

─ ¿Cómo te fue, querida?

─ Muy bien, aunque el frío me hizo tener que regresarme.

─ El invierno está cada vez más cerca, falta menos de dos semanas para que empecemos diciembre.

─ ¿Qué haremos para navidad?

─ No lo sé, es algo que nunca nos planteamos con Robert hasta ahora que estamos con ustedes. Puedes preparar algo si quieres.

─ Iré pensando en algo ─ sonrió antes de dejar a Darcy en su corral y caminar hacia la casa mientras se frotaba los brazos.

No podía creer que faltaba poco para que el año finalizase, aun le parecía que hace poco había sido febrero y seguía en el instituto con Dick y Mikayla. Pensar en ellos le entraban ganas de llorar, los extrañaba muchísimo y le dolía no poder tenerlos más con ella a pesar de hablar todos los días. Extrañaba escuchar que Dick le hablase sobre las nuevas actualizaciones de sus videojuegos o de cómo le pedía algún consejo sobre Mikayla. Y su mejor amiga, Dios, la extrañaba demasiado que resultaba ser doloroso. Extrañaba que le diese ánimos cuando ella no tenía, extrañaba escuchar su voz cantando alguna canción de Nicky Minaj o Ariana Grande. Extrañaba escucharla quejarse de cualquier persona y que luego la estuviese criticando, aunque luego la reñía por eso.

Del cosmos se desvaneció una estrella © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora