Capítulo 11

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"Los momentos más felices que mi corazón conoce son aquellos en que derrama su afecto sobre unas cuantas personas estimadas" Thomas Jefferson

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"Los momentos más felices que mi corazón conoce son aquellos en que derrama su afecto sobre unas cuantas personas estimadas" Thomas Jefferson.


Atlas.

Desde que tenía memoria, solía comerse la cabeza antes de tomar una decisión. Le gustaba evaluar futuros escenarios alternos, el ver los pros y los contras que podía desencadenar aquel dictamen. No le gustaban los riesgos. Y no es que fuese una especie de cobarde, no, sino que le gustaba que las cosas salieran estrictamente como lo tenía previsto. No le gustaban las sorpresas. Las detestabas como un viejo anciano amargado por la edad. Claro, él no era ningún anciano y talvez un poquito amargado. Sólo era un joven chico de veintidós años. Si, esa era su edad.

A su corta edad había vivido demasiadas cosas como para poder recordarlas a la perfección sin que le llevase otros veintidós recordando, así que había resguardado esos oscuros recuerdos en lo más profundo de su ser y se había encargado con esmero y dedicación en no invocarlos. Sólo podía usar las lecciones que había aprendido en esos años. Era lo único bueno que podía decir al respecto.

Y ahora, mirando como Jessamy comía con tranquilidad una de las galletas, le hizo pensar en toda esa monotonía en la que había estado sumergido. No iba a negar que desde que se había topado con cierta castaña que a su vez parecía rubia, su vida había sido iluminada de cierta forma. Sentimientos y sensaciones que siempre había ignorado, empezaron a surgir de lo más profundo de su ser como si hubiesen estado dormidos. Ella lo había sacado de la burbuja en la que estaba encerrado.

Sin embargo, no era lo único que había provocado. No sabía si era para su desgracia o para su bienestar, que empezará a ser más atrevido de lo que recordaba. El impulso de llevarla a tomar un café fue algo que no tenía planeado, sólo fue un pensamiento que surcó su mente esa mañana y no lo dejó en paz desde entonces. Temía empezar con locuras que no eran algo a lo que estuviese familiarizado, pero algo le decía que no le sería difícil hacerlas.

Estaba perdiendo la compostura y no podía permitírselo.

─ Falta mucho para su cumpleaños ─ había dicho la castaña.

Atlas le había revelado la fecha de su cumpleaños: 13 de octubre. Y apenas se hallaban en febrero, casi marzo en un par de días.

─ Los cumpleaños no son algo que me emocionan, dejó de hacerlo como a los doce, creo.

─ Pues este año haré que sí se emocione, ya verá que sí.

Mientras bebía uno de los últimos sorbos de su café, embozó una sonrisa ligera. Le agradaba que fuese tan espontánea con sus palabras.

─ ¿Y tú? ¿Cuándo es tu cumpleaños?

─ 28 de mayo. En un par de meses cumpliré veinte.

Él frunció el gesto.

Del cosmos se desvaneció una estrella © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora