Capítulo 14

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Summerside, Isla del Príncipe Eduardo, Canadá.

Un año y tres meses después.


"En este mundo solo somos nosotros, sabes que no es lo mismo que antes." Harry Styles.


El timbre resonó por toda la institución haciendo que los pequeños griten emocionados. Ella sonrió al verlos como comenzaron a guardar sus pertenencias y ella no dudó en imitarlos. Tomó su libreta y su móvil guardándolos en su cartera.

─ Niños, no olviden que mañana deben de venir con ropa particular para la pequeña despedida de las vacaciones de mediados de invierno. Solo serán cuatro días, pero con Jess queremos hacerles algo especial ─ anunció Susan, la maestra.

─ ¿Qué es? ─ preguntó Molly emocionada.

─ Una sorpresa, así que todos tienen que venir muy lindos y elegantes ─ ella le acarició la mejilla a la pequeña con cariño.

Los pequeños sonrieron eufóricos y en unísono, se despidieron de cada una. Varias madres se encontraban esperando a sus hijos fueras del salón de clase. El clima estaba muy gélido así que más de una madre cubrió con otro abrigo a su hijo o hija apenas salieron del salón.

─ Se me antoja un café con este frío ─ Susan tomó sus pertenencias y empezó a caminar a la salida con ella siguiéndole.

─ Prefiero un chocolate caliente ─ cubrió su cabello cobrizo con un gorro.

Parecía que en cualquier momento llovería por la cantidad de nubes oscuras que cubrían el firmamento, debería apresurarse o terminaría mojándose por completo.

─ En la noche te llamo para ponernos de acuerdo con lo que nos pondremos mañana.

─ Me parece bien, nos vemos.

─ Cuídate, Jess.

Ella le sonrió en despedida antes de girarse y apresurar el paso hacia el estacionamiento donde estaría esperándola su transporte. A medida que pasaba por los pasillos de la escuela una sonrisa se fue asomando por su rostro. Cuando empezó a trabajar como niñera pensó que no sería lo suficientemente buena para el puesto y que probablemente terminaría arruinándolo todo, pero a medida que el tiempo fue pasando solo fue percibiendo que aquello se le daba muy bien. Adoraba a los niños y solía tener paciencia con ellos, así que eso solo sumaba puntos para su vocación. Eso fue el principio del cambio, el inicio de algo bueno.

Del cosmos se desvaneció una estrella © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora