Capítulo 5

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"Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia" Arthur Schopenhauer.


Atlas.

El sol descendía por el horizonte, avisando que en cualquier momento oscurecería. Acababa de finalizar su trabajo e iría rumbo a su pequeño apartamento situado por las colinas. Seguramente la señora Lottie estaría vigilándolo para que fuese a cenar con ella, desde hace un par de días le había quedado muy en claro esa parte.

Vale madres ser pobre, perro. Uno pensando que aquí nos iría bien la vida de rico y nos salió guaya el asunto.

Marco y Felipe, dos inmigrantes y compañeros suyo del trabajo hablaban un poco alejados de él mientras se limpiaban los restos de pintura de los brazos.

Bien me dijo Ricardo que no sería fácil, a echar ganas y ver cuando conseguimos un mejor trabajo. La Mirna me está pidiendo billete y apenas me ajusta para a mí aquí ¿qué le voy a enviar entonces? ─ Felipe se colocó su mochila, luego le silbó a Atlas para llamar su atención.

¡Eh, compadre! Ya nos vamos ─ empezaron a caminar ─. No nos iremos contigo hoy, así que te tocará irte solo.

Atlas se acercó a ellos y asintió.

─ Está bien, nos vemos mañana.

El dúo se despidió de él y siguieron su camino. Atlas los vio irse y suspiró antes de dirigirse a su hogar. La tarde era fresca, las personas salían de sus trabajos y muchos jóvenes de sus institutos. Verlos a ellos, le recordó que nunca había ido a uno. Al menos pudo ir sus seis años a la escuela y aprender lo básico, en cambio, la educación superior fue algo que no tuvo el privilegio de gozar. Se decía así mismo que algún día terminaría sus estudios cuando estuviese monetariamente estable.

Aunque no era bueno creyendo en ilusiones ni promesas.

Algo que podía disfrutar todos los días eran los trayectos de su casa al trabajo y viceversa. Las calles de la ciudad eran tan perfectas para dejar que su imaginación fuese libre e imaginarse lo que sea, aunque muchas veces sólo se dedicaba a recordar el último libro que leyó o iba cuestionando el comportamiento de los personajes y buscar una justificación razonable para aceptar del por qué actuaron de esa manera en cierto capítulo.

Así como lo era el puente de tranquilizador, lo era caminar para él. Había muchas cosas que lo llegaban a colocar en un estado de pura paz. La playa era una de esas, iba todos los fines de semana y era por eso que siempre permanecía con su piel tostada. Pero, aunque fuese un poco egocéntrico, le gustaba verse así. Algo tenía el mar que lo transportaba a otro sitio, no podía explicarlo. Si fuese por él, podía vivir en el mar, aunque lamentablemente no era hijo de Poseidón o familiar de Aquaman para que eso ocurriese. ¡Pero sería realmente cool que fuese así! Sería feliz por el resto de su vida.

Del cosmos se desvaneció una estrella © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora