Capítulo 30

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"Sé que se me está agotando el tiempo, lo quiero todo

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"Sé que se me está agotando el tiempo, lo quiero todo. Y desearía que dejaran de intentar apagarme, lo quiero encendido. Y estoy camino sobre encima de un alambre tratando de llegar más alto." P!nk.

Atlas.

La brisa movía el pasto con parsimonia haciendo que su atención se enfocase en como las hojas bailaban entre sí. Ya estaba por atardecer, pero aun quería seguir en la laguna disfrutando el cálido clima. Giró su cabeza y notó como las fachadas de su futura casa se alzaban.

Cuando se abuela decidió darle ese predio para él solo, no dudó en imaginarse como sería esa casa. Sería de dos pisos con una azotea con vista a la laguna donde pudiese tomar el aire por las tardes o ver el amanecer por las mañanas. Tendría cuatro dormitorios y tres baños. Una cocina. Una sala de estar con su respectiva chimenea. Un sótano y un ático. Dos pórticos y un patio trasero lo suficiente grande para cultivar. Su imaginación terminó siendo plasmada en los planos y de inmediato se empezó la construcción.

Ver como uno de sus sueños se estaba cumpliendo lo llenaba de emoción. En un futuro, deseaba tener una familia y que creciesen en ese lugar. Tal vez ese sueño no se llevase a cabo en los próximos años, pero no perdía la fe de vivirlo.

Una silueta salía al pórtico y sonrió al notar a Paisley que parecía buscarlo. Cuando notó que estaba en el muelle podía jurar que soltó una maldición antes de aproximarse hasta sentarse a su lado.

─ ¿Debería de preocuparme porque pasas mucho tiempo aquí?

─ No lo creo, me gusta este lugar.

─ Es muy silencioso ─ ella hizo una mueca ─. ¿No te perturba escuchar solo el viento?

─ No todos tenemos miedo que nos salga un demonio en medio de un campo de maíz, Paisley.

─ Yo solamente decía.

Él soltó una pequeña risa ante el recuerdo de cuando decidieron ver las películas de un demonio que despertaba cada veintitrés años para llevarse a la gente y hacer cosas espantosas con ellas, en pocas palabras, para comérselas. Ese día tuvo que quedarse con las hermanas Ainsworth porque terminaron con miedo y Riley no estaba.

─ A todo esto, ¿qué haces aquí?

─ Vengo a despedirme, ¿no es obvio? ─ ella soltó con obviedad mientras sonreía viendo la laguna ─. Ya es hora de irme.

La sonrisa tembló en sus labios cuando terminó de decir aquello. Movió su cabeza en su dirección y se topó con su cabello moviéndose ante la brisa. Era de un color chocolate al igual que sus ojos. Ella le devolvió la mirada.

─ No entiendo.

─ Sabes que tengo que irme, no puedo estar aquí. Ya no pertenezco a este lugar.

Del cosmos se desvaneció una estrella © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora