Capítulo 23

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San Francisco, California.

Hace un año y ocho meses atrás.


"Mirándolo ahora, el pasado diciembre fuimos construidos para derrumbarnos luego nos reconstruimos juntos. Tu collar colgando de mi cuello, la noche que no pudimos olvidar cuando decidimos mover los muebles para bailar. Cariño, como si tuviéramos una oportunidad." Taylor Swift.


Jessamy.

Esa tarde de julio prometía una temperatura agradable así que no dudó en ponerse su nuevo vestido azul con dibujos de margaritas estampadas. Desde el primer momento que lo vio en la tienda se enamoró por completo de él y ahora que se veía en el reflejo de la ventana supo que había elegido muy bien.

─ ¿Qué tanto ves? ─ los brazos de Atlas la rodearon a la vez que dejaba su beso en su mejilla.

─ Me encanta este vestido.

Él la miró a través del reflejo de la ventana, podía sentir su mirada por todo su cuerpo y no negaría que le gustaba esa sensación de sentirse deseada por él.

─ Es nuevo, ¿verdad? Nunca te lo había visto ─ ella asintió mientras posaba sus manos sobra las de él que yacían sobre su abdomen ─. Me gusta cómo te queda. Te ves hermosa.

Ese día habían decidido seguir con el maratón de películas de Disney, pero cuando ella llegó a su apartamento, él escuchaba música y se le ocurrió la idea de escuchar las listas de reproducción de ambos para conocerse mejor en ese aspecto. Justo en ese momento sonaba alguna canción de Gorillaz, el gusto de Atlas era bastante variado igual que el de ella y con una sonrisa sabía cuál elegiría después de esa.

─ ¿Con esos comentarios encantaba a sus anteriores citas?

Ella se giró quedando ahora frente a él. Atlas no apartó sus brazos de su cintura haciendo que su corazón diese un pequeño salto de felicidad al seguir sintiéndolo cerca.

─ No tuve otras citas ─ él rodó los ojos con paciencia─. Te he dicho muchas veces que eres la primera.

─ Le estoy tomando el pelo ─ se acercó y le dio un beso en sus labios ─. Me gusta sacarlo de quicio.

─ Porque sabes que tengo mucha paciencia contigo.

─ Es porque me quiere.

─ Eso es aprovecharse de lo que siento.

─ Y usted bien que se deja que lo haga.

Las mejillas de Atlas se tiñeron de un suave tono rosado causando que su corazón se llenara de ternura. Subió su mano hasta su mejilla y la acarició mientras le veía directamente a los ojos. Cada día estaba más que convencida que Atlas era alguien con quien querría pasar el resto de su vida. Tal vez era un pensamiento apresurado, tal vez tendría que ser menos emocional y ser más racional, pero eso era lo que sentía en su corazón cada que lo veía, cada que él la tocaba y besaba. Estaba viviendo su romance juvenil como en las películas que veía con Mikayla, estaba siendo abrazada por el chico que tenía las llaves de su corazón y que sabía que estaban seguras con él.

Del cosmos se desvaneció una estrella © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora