Capítulo 17

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"No reniegues de ningún recuerdo de tu pasado

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"No reniegues de ningún recuerdo de tu pasado. Lo que viviste te hizo ser quién eres." Cecilia Curbelo.


Atlas.


Catorce años atrás.

La lluvia caía por el enorme ventanal situado frente a él, podía ver que el agua descendía con rapidez por el vidrio y terminaba por deslizarse entre la maleza. El olor a libro viejo se impregnaba en el aire, olor que le encantaba percibir y al cual ya estaba acostumbrado. Desde que había aprendido a leer frecuentaba constantemente la biblioteca del orfanatorio. Era su lugar seguro... hasta que alguien quisiese arruinarle el momento.

En ese momento leía "En las montañas de la locura" de Lovecraft. Se encontraba sumergido en la historia desde que la había empezado, en lo único en lo que podía pensar era en qué sucederá después y la intriga por avanzar le carcomía lentamente.

─ Pero mira a quién tenemos por aquí.

Atlas cerró sus ojos con frustración, otra vez venían a colmarle la paciencia.

─ ¿Se te perdió algo? ─ masculló el castaño mientras dejaba su lectura y prestaba atención al rubio junto con sus dos secuaces a cada lado de su cuerpo.

─ Estaba aburrido y pensé que podrías entretenerme.

─ No soy tu maldito payaso, Link. Déjame en paz.

Link hizo un movimiento con su cabeza a sus amigos, que rápidamente rodearon a Atlas. Éste se levantó del suelo donde estaba leyendo con anterioridad, sabía lo que le esperaría y cada vez se estaba hartando más de que sucediera. Se estaba hartando de ser el juguete de Link y sus amigos. Lo odiaba y sabía que ya no podía seguir permitiéndolo.

─ ¿Qué estabas leyendo? ─ se acercó a él, pero cuando quiso tomar el libro, Atlas le aplastó la mano con el pie ─. ¡Idiota!

Fue en cuestión de segundos para que los dos amigos del rubio lo tomasen por los brazos y le empujaran hacia atrás, provocando que chocase contra la pared y acorralarlo. Ya se veía venir los golpes y los moretes, pero algo dentro de él se negó a que ocurriese nuevamente. No más.

─ ¡Que me dejen en paz, maldita sea! ─ chilló a su vez que le propinaba dos patadas a cada chico que lo tenía agarrado ─. ¡Ya estoy harto! Déjame en paz por las buenas.

Los dos chicos cayeron al suelo quejándose, más sin embargo el líder de ellos estaba de pie mientras se sostenía su mano adolorida. Era un poco más alto que Atlas, pero aquello ya no le intimidaba. Se había hartado y ya venía siendo hora que alguien le diese su merecido a él.

Del cosmos se desvaneció una estrella © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora