Keyra Lombardi
22 de Mayo del 2018
Aparto la mirada del libro que tenía entre los dedos en el momento que un hombre carraspea encontrándome al señor D'angelo dándome una sonrisa de oreja a oreja, cierro el libro avergonzada por completo
Su cabello era negro, los ojos eran del mismo color que su hijo, una altura inmensa, uno noventa por lo menos, y yo bien humilde con mi uno sesenta y cinco, el traje se cernía a su cuerpo.
Estaba en mi trabajo no debería estar haciendo estas idioteces si no quiero que me echen.
—Yo lo siento —Digo apenada por la situación que acaba de ocurrir, recorro la oficina por completo para no mirarlo, mis ojos se quedan en el sillón blanco que está delante de una pintura carísima que compro mi jefe antes de pasarme la oficina— No sabía que iba a venir ¿necesita algo? —Le pregunto.
—No te preocupes para eso te di diez minutos de descanso —La silla rechina cuando él la echa para atrás al sentarse— Pero si necesito decirte algo, y preguntarte ¿Qué demonios te paso en la frente?
Llevo mis dedos de mi mano izquierda a la cicatriz por inercia, por suerte la herida no se ha infectado ni nada por el estilo, tampoco he ido al hospital por un simple rasguño, hago una mueca al recordar como pasaron las cosas.
Gritos
Golpes
Sangre
Y una salvación que salió de no sé dónde, pero le agradezco a la vida por haber puesto a aquella persona en mi camino en ese instante, no sé qué sería de mí en este momento.
—Me golpee con la puerta. —Trate de mentir sobre el tema, pero era mala diciendo mentiras, siento su mirada encima de mí.
—Y la puerta se llama Aibek —Me regaña y bajo la mirada— Querida no lo digo para que te sientas mal, pero no trates de ocultar lo que todos vemos.
—Está bien —Tomo una gran bocanada de aire, la mano de mi jefe acaricio mi dorso con cariño— Si fue él, pero ya no estamos juntos y quizás me lo merecía.
—Pero que estás diciendo Keyra, dices eso por lo que te dice Chloe ¿Verdad? —No soy capaz de levantar la mirada del escritorio— Y levanta la mirada, nadie tiene el derecho a tratarte como lo hace tu madre, ni mucho menos el vagabundo de Aibek.
—Él tiene más dinero que yo, así que dudo que sea un vagabundo.
—Pero no tiene más dinero que yo, te recuerdo que le triplico las ganancias —Chasquea la lengua— Y ya te dije: Levanta la mirada, frente en alto y ve a comerte al mundo.
—Entonces yo también soy una vagabunda, porque dinero es lo que no tengo.
—No te compares con esa rata nunca más en tu vida Keyra, mírate y míralo, ustedes dos no eran compatibles de ninguna manera, tú eras mucho para una persona narcisista, a veces me preguntaba que le veías. —Tengo que el valor de mirarlo a los ojos, esos que me recuerdan a su hijo, el muy imbécil, no lo odio, pero me dejo una herida, quizás yo también tenga que ver en algo, yo lo eche de esa casa, quizás si...— El mundo está esperando a que salgas y arrases con todo querida.
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Indeleble
RomantizmLibro I Nombre de antes DESTINATI A STARE INSIEME La leyenda afirma que aquellos que estén unidos por el hilo rojo están destinados a convertirse en almas gemelas, y vivirán una historia importante, y no importa cuánto tiempo pase o las circunstanc...