Domingo 28 de noviembre del 2021

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Hoy es el último domingo de noviembre. Voy rumbo a los 8 meses desde que mudé a Santiago. El tiempo ha pasado super rápido, y estoy agradecida por todo lo que he pasado y vivido. No sé que clase de Natasha sería si no hubiese tomado esa decisión. Pero, como dijo Aslan, no es bueno que uno ande pensando en lo que pudo haber pasado si eso no pasó, por lo que mejor me enfoco en el ahora y el después.

Hoy me llamaron como encargada de Historia Familiar del Barrio. También me tocó dar un discurso respecto a eso. No quería repetir lo mismo que todo el mundo dice, por lo que lo enfoqué en mi estudio de las escrituras y el testimonio que he ganado en estas dos semanas. 

El hermano Segundo Tavarez, encargado de Historia de la Iglesia de la misión Santiago me pidió que escriba y le envíe la experiencia que conté en mis discurso, así que esto fué lo que envié:

Hace aproximadamente 3 meses me registré para un examén sumamente importante para mi carrera. Este exámen es tan complicado que dura 4 horas corridas. Yo trataba cada día de sacar tiempo en las noches para estudiar, pero sentía que mi esfuerzo no era suficiente. Me sentía ansiosa y preocupada por este exámen, y los días pasaban super rápidos. La mañana del día antes del exámen, escuchaba el discurso del elder M. Russell Ballard titulado "La visión de la redención de los muertos", cuando un sentimiento de paz y tranquilidad me embargó. Sentía que todo iría bien, y sabía que no tan solo el Salvador estaría conmigo, sino también otros. 

Al regresar a casa del trabajo, mi cuñada me escribió un mensaje de texto diciendome las siguientes palabras: "Natasha, espera milagros", tras lo cual me envió la historia de una joven universitaria que pidió para que las personas del otro lado del velo la protegieran. Dejé todo lo que estaba haciendo y me arrodillé a pedirle al Padre que permitiera que mis antepasados y aquellos por los que había trabajado me bendijeran con este exámen. A la mañana siguiente me alisté y fuí presta a tomar la evaluación. No me sentí preocupada ni nerviosa, pero sentí que mi desempeño no fue el mejor. 

El día viernes en la mañana, me encontraba leyendo la sección 138 de Doctrina y Convenios, y mientras leía sobre el regocijo de los espíritus justos al ser enviados a predicar el Evangelio y armados con poder, recibí un correo electrónico en el que se me informaba que la puntuación de mi exámen estaba disponible. Al entrar en el sitio web para revisar y para mi gran sopresa, yo había sobrepasado con creces los requisitos de este exámen. 

Sé sin ninguna duda que mis antepasados intercedieron para que yo pueda ser bendecida. No tengo ninguna duda de que ellos están en una dimensión diferente a la mía, y que buscan constantemente formas de bendecirme y protegerme. Amo el trabajo de Historia Familiar e Indexación, y espero que cuando se me llame a cruzar el velo, pueda regocijarme junto a ellos en la presencia eterna del Padre Celestial y su Hijo Jesucristo. 

Las historias que nunca se cuentan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora