Ayer estuve en la fiesta navideña del barrio. Fue la primera a la que asisto con alguien de mi familia, en este caso, con Samuel. Él estaba melancólico, pero a pesar de todo disfrutamos.
En cierto momento de la noche mientras bailaba, me puse a pensar en mi vida y lo que me ha pasado hasta ahora, asi que quiero plasmar los sentimientos de mi corazón aquí.
Hace 5 años, hice una lista de las cosas que esperaba lograr en los siguientes 5 y 10 años. Entre algunas cosas que puse estaba el estar sellada en el templo con un fiel poseedor del sacerdocio, tener un hijo quizás, ser obrera en el templo, etc. 5 años han pasado y aun no he logrado nada de eso.
Cuando pienso en la decisión de formar una familia, siento un dolor profundo e inmenso dentro de mí. Muy pocos jóvenes se han acercado a mí, y de esos pocos el 1% me ha invitado a salir. El tiempo de Dios es difícil de experimentar. En muchas ocasiones me he preguntado si vale la pena esperar, si vale la pena orar por esa persona, si realmente existe el hombre que veo en mis sueños. Entiendo que el Señor quiere prepararme para esa gran bendición, pero esa preparación duele. No puedo fingir que todo esta bien, que no lo anhelo. Yo no nací para estar sola. No encuentro gozo en pasar tiempo sola, o visitar lugares sola. Yo no nací para estar sola. Y tener que vivir todo lo que vivo sin una ayuda idónea es una carga muy pesada.
Yo me siento cansada. Cansada de tener que resolver por mí misma. Cansada de que nadie se interese en mi. Cansada de que alguien anhela que regrese a casa. Cansada de tener que callar.
Esto duele.
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Las historias que nunca se cuentan
القصة القصيرةSe que casi todos se preguntan lo que deben hacer para realmente conocer a alguien. No es como que aquí daré tips de qué hacer y qué no hacer, eso dejenlo a los vagos. Quiero abrir mi corazón y mente a ustedes. Escribir me hará bien, dijo mi terape...