Cosas que quiero decirle a Jonathan

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Yo pienso mucho las cosas. Es una habilidad que en ocasiones se me convierte en una debilidad. En esta ocasión, he pensado en mí, en ti y en nosotros. En lo que hemos hecho, lo que estamos haciendo y lo que podríamos hacer.

He aprendido que un corazón agradecido es un corazón feliz, asi que empezaré agradeciendo. Gracias por haberme escogido, y por cada día decidir quedarte. Gracias por ser tan valiente en tu testimonio de Jesucristo, y por aliviar con tu humor las cargas de los que estamos a tu alrededor. He conocido muchas facetas tuyas que adoro, ya te las he mencionado. También he conocido facetas tuyas que estoy aprendiendo a sobrellevar. Se que también te ha pasado lo mismo, y te agradezco una vez más el que seas paciente conmigo.

Cuando he pensado en nosotros como somos/estamos actualmente, muchas veces he sentido una paz indescriptible. Pero cuando veo hacia adelante, confieso que en muchas ocasiones me he sentido preocupada, y hasta cierto punto triste. Tenemos como objetivo el casarnos, y hay un montón de escaleras por subir para llegar a eso. Quiero luego escuchar lo que piensas sobre estas preguntas. ¿Que hemos hecho hasta ahora que sea bueno? Y ¿qué podemos mejorar? De mi parte, siento que el ir al templo es algo que hemos hecho bien. También el velar por el otro cada día. Compartir lo que nos pasa, y hasta cierto modo, motivarnos a hacer las cosas. De lo que se puede mejorar, pienso que si queremos tener un matrimonio y una familia eterna, tenemos que ponerle más carácter a lo que estamos haciendo para eso. Si vamos a hacer noches de hogar, pues hagamoslo como el profeta ha dicho. Si vamos a orar, hagamoslo como el profeta ha dicho. Empecemos desde hoy a desarrollar los hábitos que queremos tener cuando nos casemos. Y respetemos eso. Ninguna otra reunión puede ser más importante que eso. Ninguna otra tarea de la casa puede sustituirlo. Pongamos metas desde ya de lo que queremos hacer cuando ese día llegue.

Quiero que sepas que mi intención es labrar una relación que nos lleve a hacer convenios en el templo, y que nos traiga felicidad en esta vida y la venidera. Quiero llegar a conocerte de tal forma que solo tenga que verte a los ojos y saber qué piensas. Quiero bailar contigo cada vez que esté limpiando la casa y ponga música. Anhelo que seamos una fuente de refugio cuando el otro llegue a casa cansado, o triste, o preocupado. Me esforzaré porque logremos nuestras metas y que estemos presentes para celebrarlo, aun si es algo tan sencillo como terminar una tarea difícil o pasar una materia. Quiero estar a tu lado para tomar la decisión de traer hijos a este mundo que estén protegidos por los lazos familiares y el Evangelio.

Entiendo que la distancia nos roba muchas oportunidades de conocernos mejor y de pasar tiempo de calidad. Pero pienso que podemos lograrlo.

Perdóname si todo lo que he mencionado muestra debilidad de mi parte, si revela lo frágil que soy o me muestra como alguien muy soñadora y no realista. Es que esto para mi es muy importante, y desde hace tiempo decidí que hoy es el día que se me ha dado para prepararme para el futuro. Mi bendición patriarcal me bendice para que me prepare en 3 aspectos: mis estudios, el porvenir y para traer hijos. No dejaré al azar ninguno de estos aspectos, porque mi salvación y Exaltación depende de ello. Tampoco quiero repetir los mismos errores que han pasado en nuestras familias.

No te pido que respondas ahora a esto que te estoy mencionando. Pero quiero que lo pienses, lo medites y lo converses con el Padre y luego conmigo. Necesito saber si nuestra visión y nuestros propósitos están alineados, y si estamos sintiendo gozo en el proceso.

Las historias que nunca se cuentan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora