Oh Boy.

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El idiota de Kin se emborrachó y lo único que pueden hacer sus amigos es llevarlo a casa, aunque... ¿Qué mierda acaba de decir el adolescente ebrio?

Si no quieren algo homosexual, esta historia no es para ustedes.

...

— En serio amigo, ¿Cuándo dejarás de emborracharte así? — Comentó Laney mirando por el retrovisor al de lentes que estaba recargado en el brazo de un asqueado Corey.

— Cuando se descubra la manera de viajar por un agujero negro — Habló con una divertida voz de ebrio y luego se giró hacía Corey que trataba de mantenerlo en su lugar — ¿Sabías que Hawking trató de...? —.

— Aquí vamos de nuevo — Se rió Kon con la vista en la calle y sin dejar de manejar.

Los cuatro habían salido de una fiesta hace apenas unos minutos, eran las tres de la mañana y se hubieran quedado hasta el amanecer si no fuera por que Kin se quitó la camisa y se arrojó hacía un trampolín desde el segundo piso rompiendo en el proceso tanto el trampolín como la pierna de una chica.

Oh amigo, no saben como se presentarán el lunes a la preparatoria.

De cualquier forma, el único que había tomado en exceso era Kin (Sus amigos suponían que era por que los exámenes de universidad que hacía para ganar dinero, lo habían estresado), mientras que Corey y Laney se habían moderado por la última fiesta que asistieron y terminaron con unas esposas uniendo sus muñecas (Esa es otra historia). En cuánto a Kon, el se había abstenido en beber y fumar por que era el conductor asignado y por que se vería con Trina por la mañana (Ella odiaba que tomara y fumara antes de verla).

Al llegar a la casa de los Kujira, Kon sacó a su hermano cargando mientras esté seguía divagando sobre agujeros negros y viajes en el tiempo.

— Hay jugo en la nevera — Comentó Kon después de dejar entrar a sus amigos a la casa.

— ¿Quieren un omelette? Vi un poco de queso en tu refrigerador la otra vez — Corey se acercó a la nevera para comprobar y comenzar a preparar algo de comer.

— Por favor, muero de hambre — Laney le sonrió a su novio que se acercó a besarla antes de volver a la estufa.

Kon sonrió divertido y dejó a su hermano en el sofá suponiendo que ahí, donde lo pudiera vigilar, estaría más seguro. Le quitó los zapatos y lo acostó de costado sintiendo que comenzaba a desmayarse.

— Te traeré un balde y agua — Le golpeó la espalda levemente y se dirigió a la cocina.

Cuando Kin estuvo solo, el chico miró la pared unos segundos antes de deslizar su mano a su pantalones y buscar su celular.

— ¿Dónde mierda está...? ¡Ajá! — Sonrió desbloqueando de forma temblorosa su celular buscando un contacto.

En la cocina, Laney le servía un vaso de agua a Kin mientras que Kon había ido por un balde y Corey seguía preparando algo de comida. La banda se quedaría en casa de los Kujira ese fin de semana por que para su suerte, la madre de los gemelos había tenido un viaje (Ni Corey ni Laney la veían seguido por su trabajo).

Laney tomó el vaso lleno de agua y decidió que iría a buscar pastillas para la resaca de la mañana, aunque primero debe dejar el agua junto a su amigo.

Sin embargo, antes de que pudiera pasar el umbral de la sala, se detuvo al ver que Kin estaba marcando un número telefónico.

— ¿Ahora a quién diablos llamas? — Se acercó para arrebatarle el teléfono ya que un Kin borracho y con el celular significaba que probablemente estaba haciendo bromas a la CIA o consiguiendo alguna sustancia ilegal de Rusia.

Leyendas Del RockolimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora