Leyendas Del Rockolimpo

Oh Dios

El ataúd descendía lentamente.

A lo lejos, una mujer pelirroja se colocó sus lentes negros y se dió la vuelta para comenzar a caminar lejos del cementerio.

— Vamos, debemos volver a encontrarlo —.

Detrás de ella, dos hombres se miraron un segundo antes de seguirla.

Subieron a un auto que el hombre más alto conducía, la mujer se sentó en el copiloto y el segundo hombre se sentó en la parte trasera.

— ¿Dónde está? — Preguntó el hombre en el asiento del piloto mientras encendía el auto pero aún no lo ponía en marcha.

— Espera — El hombre de lentes colocó sus manos bajo su mentón mientras cerraba los ojos y después lo abría con una expresión ilegible — Ayyy carajo —.

— ¿Qué pasa? ¿Dónde nació? — Preguntó la mujer ahora preocupada por la reacción, jamás había hecho eso.

— Esto no te va a gustar... Bueno, a ninguno — Hizo una mueca mirando a los dos que se encontraban extrañados.

— Sólo dinos el lugar — Insistió la pelirroja.

El hombre se quedó unos momentos en silencio y después suspiró con derrota.

— Peaceville —.

Los otros dos abrieron los ojos con sorpresa y con miedo.

...

El Rockolimpo estaba ardiendo en llamas.

Laney miraba con tristeza el lugar que fue su hogar por cientos de años y que esos horribles humanos decidieron destruir.

— ¡Laney! — Un hombre corrió hacía ella y la tomó de los hombros — ¡Tenemos que irnos! —.

Ella volteó con dificultad hacía él. Estaba muy débil por tratar de ayudar pero cuando la explosión ocurrió, ella salió volando hasta la orilla del monte.

— Traté de ayudar... Pero Corey... — Abrió los ojos con horror al recordar que su esposo seguía dentro — ¡Corey! ¡Él estaba...! —.

— Está peleando — Negó con la cabeza — Él y Lenny están peleando con... —.

El sonido de la tormenta que cubría todo el Olimpo se hizo más fuerte y los dos tuvieron que mirar hacía arriba para ver rayos acumulándose en una nube.

Los rayos comenzaron a caer en diferentes partes del lugar y ambos se trataron de cubrir ya que estaban muy débiles como para esquivar los rayos.

— ¡Salgan de aquí! — Dos mujeres se pusieron a su lado para levantar una barrera que protegió a los cuatro de los rayos.

Laney miró a las mujeres peleando por mantenerse de pie mientras los rayos caían con más fuerza.

...

Un niño de 10 años con cabello azul, caminó de forma solitaria por los pasillos de su escuela hasta llegar al salón que quería y sabía que estaba vacía a esa hora o bueno, eso creyó.

— Ammm creí que no había nadie — Comentó con nerviosismo al ver a una niña pelirroja sentada en el suelo mientras jugaba con las cuerdas de una pequeña guitarra.

La niña levantó la vista del instrumento al escuchar al niño y habló en voz baja.

— Sólo estaba jugando con las cuerdas, ya me iba — Se levantó del suelo y dejó la pequeña guitarra en un estante. Luego se dirigió a la puerta pero el niño tomó su muñeca.