Jason

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Jason había sido la única persona que había visto más allá de Trina.

Todos sabían la horrible persona que era y que sólo tenía ojos para Nick Mallory, sin embargo, nadie era ciego por qué sabían que la chica era hermosa.

Jason no era indiferente ante esto y desde el primer año, se había enamorado de Trina.

Siempre la saludaba, le ayudaba e incluso le mandaba una tarjeta de San Valentín todos los años. Él estaba convencido en hacer que Trina lo mirara.

Él podría hacer que Trina cambiara.

Cuando toda la escuela se enteró del rechazo de Nick hacía Trina, Jason corrió rápidamente a buscarla.

— Trina — La encontró en un salón vacío, sentada en el suelo contra la pared — ¿Estás bien? —.

— Que pregunta tan estúpida, Jason — Gruñó limpiando sus lágrimas y desviando la mirada al lado contrario.

— Lo siento — Se sentó a su lado sin querer decir nada pero debía hacerlo — ¿Quieres que...? —.

— No lo entiendo — Trina comenzó a hablar sin mirarlo — Soy hermosa y perfecta, ¿Por qué Nick Mallory no me quiere? —.

Jason no supo cómo contestar eso ya que él tampoco entendía. Trina si era perfecta para él.

— Te digo algo — La chica giró la cabeza hacía él — Pienso que es gay —.

Trina lo miró unos segundos antes de comenzar a reír ante lo dicho por Jason. El chico le tomó del hombro como muestra de apoyo mientras reía con ella.

Jason estuvo ahí cuando Trina superó a Nick Mallory y comenzó a salir con chicos. Él sentía que si seguía a su lado, tal vez la haría cambiar y ser mejor persona.

Tal vez incluso fuera buena.

Pero a pesar de estar ahí, con ella, jamás cambió. Ella coqueteó con lindos chicos y siguió odiando al mundo.

Jason jamás perdió la esperanza.

Luego llegó Kon Kujira.

En realidad no llegó, Jason sabía sobre la banda del hermano menor de Trina y sabía que Kon era baterista de la banda, simplemente jamás le tomó importancia.

No era como si Trina y Jason fueran mejores amigos, así que naturalmente no se enteró de forma directa sobre Kon.

No, fue peor.

— Trina, ¿Qué...? — Cuando abrió la puerta de su casa no le dió tiempo de hablar antes de la chica se arrojara a besarlo.

Esto era todo lo que había soñado.

Los suaves labios de la chica más linda del mundo. Ella en verdad lo estaba besando y con mucha pasión.

Se dejó llevar tomándola de la cintura y girando su cuerpo para apoyarla en una pared cercana, cerrando la puerta en el proceso.

Jason tenía que decir que pasó después.

El golpe llegó cuando terminaron y Trina se sentó en la cama sin mirar al chico.

— Creo que me enamoré —.

Jason al principio pensó que se refería a él (Dios sabía lo que daría por eso) pero al verla bien y notar su rostro angustiado, supo que no era él.

— ¿Quieres hablar de eso? — La tomó del hombro cuando ella suspiró frustrada.

— No, sólo quiero que desaparezca, que se vaya de mi garaje y que no me vuelva a sonreír. Lo odio — Se cubrió el rostro con ambas manos — ¿Cómo puedo odiarlo y amarlo? —.

Leyendas Del RockolimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora