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Era de esperar que la primera persona que lo notó, fuera Laney.

— Oye Kin — Golpeó el hombro de su amigo que estaba sentado a su lado concentrado en sus nachos.

— ¿Qué? —.

— ¿No has notado que Kon se ve... Demacrado? — Preguntó señalando con los ojos al baterista que se estaba riendo con Corey mientras se tiraban piñas de árbol entre sí.

— Mmm — Kin miró hacía su gemelo para inspeccionarlo — Yo creo que estás exagerando, se ve bien — Se alzó de hombros, volviendo a su tazón de nachos.

— No lo sé, hay algo diferente en él — Murmuró la pelirroja con preocupación.

Tal vez era la forma casi sutil en que las mangas de su camisa colgaban o la ligera inclinación hacía la izquierda que hacía cuando Corey trataba de lanzarle algo.

No importaba que fuera, Laney sentía que algo estaba mal.

Y con el tiempo no fue la única que lo notó.

A partir de ese día, Kin prestó más atención en su hermano y pudo ver lo que Laney vió. Él vió a su hermano pasar más tiempo en la ducha, vió las suaves marcas de su falta de sueño, vió su falta de apetito y vió como se negaba a quitarse la camisa frente a alguien.

— ¿Estás bien? — Preguntó Kin mirando como su hermano dejó caer su sonrisa después de leer un mensaje en su celular.

— Si — Murmuró en voz baja y luego volvió su sonrisa — Bueno, como te decía, en la nueva película de... —.

Eran pequeños momentos que fácilmente podían pasar desapercibidos pero no para Kin, ya no para él.

— Algo está sucediendo con él — El de lentes se paseó por la habitación de Laney mientras que esta y Corey lo miraban sentados en la cama.

— ¿En serio piensan que algo malo le está pasando? — Preguntó con vacilación Corey mientras colocaba ambas manos en su regazo.

— No puedes ser tan ciego, Core — Lo empujó su novia con molestia — Kon se ha visto más desanimado últimamente y tú ni siquiera lo has notado —.

— Es sólo que no le he prestado mucha atención — Se alzó de hombros un poco avergonzado por ser el único que no lo ha notado.

Así que comenzó a observar.

Observó la sonrisa forzada, el ligero temblor de sus manos después de tocar la batería y la pequeña mueca de dolor cuando le palmeo la espalda.

— Mierda, esto es serio, algo realmente malo le está pasando a Kon — El líder se tomó del mentón mientras se encontraba sentado en la tapa del retrete.

— ¿Deberíamos de preguntarle? — Preguntó Laney dentro de la bañera, jugando con las burbujas.

— Kon no dirá nada — Negó Kin recargado en la pared — Lo conozco y seguirá evitando el tema hasta que nosotros lo averigüemos —.

— Carajo — La chica se hundió más en el agua — ¿Y qué haremos? —.

— Supongo que seguir observando — Kin se acomodó los lentes con los ojos cerrados — Observar que es lo que causa esto —.

Y lo hicieron.

Buscaron cualquier cosa, cualquier pequeña cosa que hiciera reaccionar a Kon de esa forma.

Todos estuvieron de acuerdo en que los mensajes de texto que le llegaban de repente, eran el problema.

¿Pero quién le enviaba mensajes?

Leyendas Del RockolimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora