Unión.

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Kin no quiere casarse pero tiene que hacerlo. Es una pena que no se vaya a casar con su novio.

...

Kin bajó las escaleras mientras contaba inevitablemente los escalones como siempre y se dirigió a la cocina para tomar algo antes de irse con su novio.

Ese día Kon se había ido hace unas horas con Trina, y Corey y Laney querían tiempo a solas. Eso le había molestado si no tuviera de novio a Nick desde hace casi 2 años.

Claro, su relación es secreta para todo el mundo pero eso no le impedía pasar algunos días con él.

Así que aprovechando que ninguno de sus amigos lo contactaría hasta la noche, se iría al departamento del mayor y pasaría el tiempo con él.

Sin embargo, sus planes se fueron abajo cuando al entrar a la cocina vió a una persona que no veía desde el mes pasado.

— Mamá — Habló deteniéndose en el umbral de la cocina mientras que la mujer se giraba a él.

Mei Kujira era una mujer bajita, delgada, cabello negro, ojos obscuros, con lentes delgados y normalmente vestía trajes de tres piezas.

La familia Kujira tenía una empresa de electrónica en China, sin embargo, cuando los gemelos tenían 6 años la familia se mudó a Peaceville por una vida más tranquila de parte de la madre.

Cuando Mei descubrió la horrible persona que era su esposo, lo obligó a irse y gracias a la gran inteligencia que poseía la mujer, la empresa quedó en sus manos. Y a pesar de que la empresa requería su presencia, no podía dejar que sus hijos se mudaran nuevamente cuando ya tenían 11 años y varios amigos, ella consideraba que sería un gran golpe para su infancia.

Así que como la mujer fuerte que era, cuidó de dos hijos, manejó una empresa multimillonaria en China y viajó entre los dos países para cumplir cada una de sus funciones.

Por ende, Mei pasó cada vez menos tiempo con sus hijos pero hacía lo que podía para tener días en los que veían películas, cocinaban o si tenían suerte iban a pasear. Kon y Kin siempre estuvieron bien con eso ya que con el tiempo se acostumbraron a pasar días sin ver a su madre.

— ¡Kin! ¡Cariño! — La mujer dejó los papeles que tenía en la mano para acercarse a su hijo y abrazarlo con fuerza — Pensé que no había nadie en casa, ¿Cómo estás? ¿Irás a practicar? —.

— Ammm — El de lentes buscó que decir ante la mujer que lo miraba con una sonrisa — Kon salió con Trina y yo iba a salir con un amigo. La banda no práctica hoy —.

— Oh entiendo — Asintió separándose por completo del menor y verlo más de cerca — ¿Te cortaste el cabello? —.

— Se incendió — Comentó componiendo su postura y caminando hacía el refrigerador para tomar algo de leche.

¿Qué hacía su madre ahí?

¿No volvería hasta la próxima semana?

No lo mal entiendan, ama a su madre pero ese día lo quería pasar con su novio y su madre estaba ahí, significaba que debía quedarse y llamar a Kon. Odian perder un día con su madre.

— Supongo que eso responde la factura del gas y del agua que me llegó hace poco — Comentó la mujer volviendo a sentarse en la isla de la cocina para seguir mirando los papeles que tenía — Puedes irte, yo tengo una llamada importante en unos minutos y no quiero arruinarte tus planes—.

— ¿Estás segura? — Alzó una ceja después de tomarle directamente al envase de leche.

— Por supuesto y no te mataría usar un vaso, querido — Lo miró con el ceño fruncido.

Leyendas Del RockolimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora