Brigitte.
Al salir del campamento, Hazel y Brigitte invitaron a Percy un café exprés y una magdalena de fresa en el establecimiento de Bombilo, el cafetero bicéfalo. Percy olió la magdalena y bebió con gusto el café.
Brigitte observó que un puñado de chicos con bañadores y toallas entraban en un edificio del que salía vapor por una hilera de chimeneas. Era las termas romanas donde Risas y sonidos acuáticos resonaban en el interior, un espacio para compartir, relajarse y embellecerse. Brigitte deseó tener su traje de baño y sumergirse en el agua caliente.
—Los baños —anunció Hazel—. Con suerte, los visitarás antes de cenar.
—Me aseguraré de eso —Brigitte prometió alegremente, tratando de dejar de lado su tristeza—. El que no se ha dado un baño romano no sabe lo que es vivir y más con lo que tenemos que hacer.
Percy suspiró de impaciencia luego de echar un vistazo anhelante a los baños.
A medida que se acercaban a la puerta principal, los barracones se volvían más grandes y más bonitos. Hasta los fantasmas tenían mejor aspecto: llevaban armaduras más elegantes y lucían auras más brillantes. Brigitte no podía decir que eso la ponía contenta del todo, así que se enfocó en ver, no con poca diversión a Percy descifrando todo lo que veía.
—¿Están repartidos en distintas cabañas? —preguntó.
—Más o menos —Hazel se agachó cuando un chico montado en una gigantesca águila se lanzó en picado—. Tenemos cinco cohortes de aproximadamente cuarenta chicos cada una. Cada cohorte está dividida en barracones de diez, como compañeros de habitación.
—¿Me estás diciendo que hay doscientos chicos en el campamento?
—Aproximadamente —dijo Brigitte—. Incluso más.
—¿Y todos son hijos de dioses? Pues sí que han estado ocupados.
Hazel y Brigitte se rieron, la primera más discretamente que la segunda. Varios chicos se detuvieron a mirar embelesados a la pelirroja quien al verlos les agitó la mano como saludo.
—No todos son hijos de los dioses principales. Hay cientos de dioses romanos menores. Además, muchos campistas son legados: miembros de la segunda o la tercera generación. Tal vez sus padres fueran semidioses. O sus abuelos —explicó Hazel.
Percy parpadeó.
—¿Hijos de semidioses?
—¿Qué pasa? ¿Te sorprende? —preguntó curiosa Brigitte.
No dijo nada, pero la chica podía ver distintas emociones cruzar por su rostro. Como si tener hijos, una familia fuese algo que nunca pensó que como semidiós era posible. Brigitte se preguntó, no siendo la primera vez, que tanto se ocultaba en el pasado olvidado de Percy Jackson.
—Esos legos...
—Legados —le corrigió Brigitte sonriendo algo divertida.
—¿Tienen poderes como los semidioses?
—A veces sí y a veces no. Pero se les puede adiestrar. Los mejores generales y emperadores romanos aseguraban ser descendientes de dioses. La mayoría de las veces decían la verdad —respondió Hazel—. El augur que vamos a visitar, Octavio, es un legado, un descendiente de Apolo. Supuestamente, tiene el don de la profecía.
—¿Supuestamente?
Hazel adoptó una expresión avinagrada.
—Ya lo verás. —Masculló Brigitte arrugando la nariz.
Brigitte miró sus uñas, perfectamente pintadas de un color coral suave. Trató de relajar su expresión de molestia, podía sentir como Percy se preocupaba.
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The heroes of Prophecy.
Fanfiction💐🕊 Brigitte Leclair Es una semidiosa Hija de Venus, que nunca Espero ser parte de la gran profecía / Brigitte nunca pensó que un hijo de Neptuno cambiaría su vida para siempre. Los personajes pertenecen a Rick Riordan, es mía Brigitte y su histo...