Jason nunca había sentido tanta desesperación como ahora. Ni el ruido de la batalla, ni las exclamaciones de sus amigos, tampoco los bramidos de los gigantes, nada de eso quitó su atención de aquella escena terrorífica.
Brigitte en el puño de la giganta soltaba un grito desgarrador que retumbaba en el lugar, un grito tan claro y agudo que hizo que Jason enloqueciera de horror. La giganta se rodeaba de una aura rosada y mientras más brillaba, más alegre y horrible se volvía su canto. Sus trenzas se teñían de aquel color.
Todos intentaron acercarse a Peribea, Percy y Jason siendo los más frenéticos, pero los demás gigantes se interponían a su paso.
—¡Grita más fuerte! —Rio Peribea.
Jason lanzó cuanto rayo pudo, pero los gigantes se reconstruían, nunca podrían derrotarlos sin los dioses.
—¡Suéltala! —Ordenó la melódica voz de Piper.
Ella de alguna manera había logrado llegar hasta Peribea. La giganta comenzó a vacilar en su canción vampírica, el brillo rosa a parpadear.
—¡Suéltala! —Ordenó otra vez.
El canto de Peribea se detuvo por un segundo. Su mano se abrió dejando caer a Brigitte. La giganta soltó un chillido y antes que pudiera agarrarla otra vez Jason invocó una ráfaga de viento que atrajo a Brigitte a sus brazos.
—¡Maldita semidiosa! —Sus trenzas conservaban el color rosa, pero ya no de un color vivo, más bien era bastante pálido.
Piper esquivó a la giganta dando una voltereta y enterró su espada en su pierna. La giganta aulló.
—¡Atrápenla! ¡Devuélvame a esa semidiosa!
Percy se acercó a Jason, sus ojos oscurecidos por la rabia, la sed de venganza, los mismos sentimientos que llenaban ahora mismo al hijo de Júpiter, pero cuando vio a la pelirroja en brazos de Jason su mirada se suavizó dejando solo la preocupación y la desesperación. Pese a la terrible situación, el peligro que los rodeaba, se tomó un momento para pasar un dedo en la mejilla de la pelirroja en sus brazos. Una mueca desconsolada se instaló en su rostro y se inclinó para besar la zona que había tocado.
—¡Cuídala, hombre! —Le dijo, sus ojos fijos en los azules de Jason—. ¡Te vamos a cubrir! ¡Mantenla a salvo!
Jason no necesitaba que se lo dijeran, pero de todos modos asintió firmemente, la aceptación instalándose en su interior. Antes no estuvo seguro del enamoramiento de Brigitte hacia Percy, tampoco podía decir que le agradara, después de todo Jackson estuvo en una relación con Annabeth y no estaba muy convencido que sus sentimientos por la hija de Atenea hayan desaparecido del todo. Jason preferiría morir antes de ver a su querida hermanita lastimada por un tipo otra vez, sin embargo en esos pocos segundos pudo notar que Percy la quería de verdad. Si salían vivos de todo esto, quizá le diera el beneficio de la duda y si Percy la lastimaba, tan solo un poco... no importaba que ahora él y Jackson eran como hermanos, le partiría la cara.
Se elevó por los aires sin antes acomodar a la chica. No había un lugar seguro para ella salvo el estar con él en las alturas. Si la dejaban en cualquier rincón algún monstruo la capturaría y Peribea no dudaría en terminar lo que comenzó. Ella ya había enloquecido con el Vis Amoris que había logrado absorber, lanzaba explosiones y armas en todos lados, sin ningún tipo de control, incluso afectaba a sus aliados, matando varios de ellos, pero a la giganta no parecía que eso le importara. Lo único que le interesaba era absorber más de Brigitte, aumentar ese poder a toda costa.
Brigitte tenía la piel demasiado helada, sus pecas destacaban en sus mejillas de un modo alarmante, su cuerpo tembloroso, sus labios de un tono pálido, su respiración demasiado lenta. Su apariencia frágil aumentó los deseos de Jason por protegerla.
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The heroes of Prophecy.
Fanfiction💐🕊 Brigitte Leclair Es una semidiosa Hija de Venus, que nunca Espero ser parte de la gran profecía / Brigitte nunca pensó que un hijo de Neptuno cambiaría su vida para siempre. Los personajes pertenecen a Rick Riordan, es mía Brigitte y su histo...