Capítulo 17.

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Brigitte.

Percy sujetó del brazo a la pelirroja y los impulsó a la superficie.

Lo primero que pudo ver la chica fue a dos romanos junto a Octavio quien hablaba, más alto de lo que fuera necesario, empuñando una gladius.

— Y ustedes dos... —señaló con su hoja a Hazel y Piper—. Pongan sus armas en el suelo. ningún otro tipo de pille...

Alrededor de los romanos, el puerto de Charleston entró en erupción como una fuente de Las Vegas durante un espectáculo. Cuando la pared de agua marina se calmó, los tres romanos estaban en la bahía, balbuceando e intentando frenéticamente estabilizar una flota con sus armaduras.

Percy  dio un paso con la daga de Annabeth. Brigitte ni se sorprendía que hubiera hecho todo eso sin mover un dedo, solo con la pura fuerza de su voluntad.

— Has dejado caer esto —dijo, con cara de estar muy sorprendido. Annabeth se lanzó a sus brazos haciendo que Brigitte se apartara de su lado.

— ¡Te quiero!

— Chicos —les interrumpió Hazel. Sonreía levemente—. Tenemos que darnos prisa.

En el agua, Octavio gritaba:

— ¡Sáquenme de aquí! ¡Los  mataré!

— No me tientes —le dijo Percy.

— ¿Qué? —Gritó Octavio. Estaba agarrando a uno de sus guardias, que ya tenía problemas para mantenerse a flote como para mantenerlos a ambos.

— ¡Nada! —Le gritó Percy—. Vamos, chicas.

—¿Usa algún tipo de tapón de oídos, verdad? —Dedujo Brigitte y Piper asintió.

—Así que usar embrujahabla está fuera de discusión —Brigitte movió su mano a su short distraídamente, sentía la brisa más helada de repente.

Hazel frunció el ceño.

— No podemos dejarles que se ahoguen, ¿verdad?

— No lo hará —le prometió Percy—. Tengo agua circulando a sus pies. En cuanto estemos fuera de su alcance, les devolveré a tierra firme.

Brigitte se posicionó al lado de Piper, quien sonreía.

— Genial.

Brigitte de un movimiento sacó su iluminador, y con una rapidez adquirida por años de trabajo y entrenamiento hizo girar la tapa a la izquierda apareciendo su daga, justo a tiempo para cortar un dardo a la mitad antes que conectara a su objetivo.

—¿Qué? —Se conmocionó Piper cuando los dos trozos cayeron inofensivos a sus pies.

—Ya tardaste en aparecer... Thomas —dijo dejando ver una tenue sonrisa Brigitte mientras un chico se dejaba caer unos metros frente a ellos.

Su pelo era castaño arena y sus ojos marrones oscuros, casi negros. Vestía la camiseta morada de la legión, tejanos negros, botas militares a juego y una cazadora de aviador blanca. Su expresión era engañosamente relajada, pero en realidad calculaba cada uno de los movimientos para salir victorioso.

—No has perdido tu toque, preciosa —respondió mientras Annabeth, Percy, Hazel y Piper se ponían en guardia, sin embargo la chica se tomó unos segundos para ver a cada uno, ella se encargaría de él—. Siempre lograste saber cuándo me aproximaba.

—Jason es mi amigo, ¿lo olvidas? Con el tiempo aprendí a distinguir cuando el viento es natural o manipulado y... digo lo mismo.

Un destello de ira cruzó por sus ojos, pero rápidamente fue ocultado en una expresión fría.

The heroes of Prophecy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora