Capítulo 17

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Brigitte.

Brigitte se sentía inestable, todo le daba vueltas y la voz susurrante aún resonaba en su mente, baja, antigua y cruel.

«—Eres la hija de Venus que no debió nacer. Eso es verdad, niña. Tu poder puede causar desgracias, pero también fortuna según donde estén tus lealtades. Temes la fuerza que recorre tus venas, sabes que aquella destrucción te consuma, pero yo añoro eso. Esa fuerza... ¿para qué negarte a tu destino, Brigitte Leclair? Si no es hoy, mañana será cuando pierdas el control como todos los demás portadores del Vis  Amoris».

Cada uno creó algo impresionante, pero vivieron cosas terribles a cambio, no necesariamente destruyeron todo a su paso, aunque hubo casos,  pero vivieron grandes tormentos a cambio de hacer aquellas hazañas asombrosas. ¿Qué tenían en común todos? Que eran demasiado emocionales, amaban con mucha fuerza y eso los llevó al final que cada uno tuvo. La miseria era una fiel compañera que los siguió hasta el último de sus días.

Ella era peligrosa, lo sabía. No importaba cuanto Jason o Hazel, que en parte sabía de su maldición, lo negaran. Una prueba clara fue su primera reacción cuando supo que su hermano estaba vivo, tuvo el pensamiento fugaz de destruir todo a su paso ¿qué persona piensa así? Una desequilibrada, por supuesto. Y pensar que cuando creaba cosas, cuando los rayos eran nubes esponjosas y rosadas que podían transformarse en lo que ella deseara... creía que esto no era tan malo, tal vez había un lado positivo del Vis  Amoris. Ahora solo quería viajar al pasado y gritarle a su yo de ese momento que era lo peor de su vida, que iba lamentar haberlo descubierto cuando se empezaran a salir de control.

Si Gaia estaba interesada en el Vis Amoris, entonces el poder era mucho peor de lo que la hija de Venus había pensado en un principio.

Mientras el barco iba por el río Columbia, Brigitte intentó no seguir pensando en aquello, aunque parecía ser una tarea imposible.

Había ayudado a Ella junto con Hazel a rehacer un montón de libros viejos y revistas que habían liberado de la papelera de reciclaje de la biblioteca. No lo habían planeado del todo, el llevarse la arpía con ellos, pero Ella actuó como si lo hubieran acordado.

—«Amigos para siempre» —murmuraba—. Canción interpretada por José Carreras y Sarah Brightman escrita para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Amigos derritieron a Fineo y le dieron a Ella ternera. Ella irá con sus amigos.

Ahora estaba acomodada en el barco, mordiendo pedacitos de ternera y recitando citas de Charles Dickens y «50 Trucos para Enseñar a tu perro».

Percy se arrodilló en proa, guiándoles por el océano con sus raros poderes que controlaban el agua. Hazel se sentó al lado de Frank en el banco central. Brigitte podía sentir el nerviosismo de ambos y eso la hizo sonreír apenas.

Le hubiera encantado no tener que acomodarse entre ellos y Percy, pero había poco espacio.

Verlo tomar aquel veneno y casi morir... Le hizo sentir pequeña y angustiada. Fuera de la leve atracción que sentía por él, le quería mucho como amigo, perderlo a él, Frank o Hazel era un golpe que no podría soportar. Odiaba sentir tanto por quienes quería al punto de que la dañaba físicamente.

—¿Estás bien? —Musitó Percy solo para que Brigitte lo escuchase.

—Sí —susurró luego de asegurarse que los demás no los escucharan—. No te preocupes.

No necesitó mirarlo para que la chica supiera que no le creyó, sin embargo no insistió.

El río se abrió en el océano. El Pax giró hacia el norte. Mientras navegaban, Frank los animó contándoles chistes como «¿Por qué el minotauro cruzó la carretera?» o «¿Cuántos faunos hacen falta para cambiar una bombilla?». Además señalaba los edificios de la costa que le recordaban a lugares en Vancouver.

The heroes of Prophecy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora