L'inciampo dell'amore // Damiano David

Introduccion.

Muchas veces se dice que la gente no se junta por casualidad, si no por el destino. El destino es el encargado de hacer que esas personas se junten. Podemos encontrar también, la muy conocida leyenda del hilo rojo. Esa leyenda la cual dice que todos estamos conectados por un hilo rojo invisible al o la que es nuestra media naranja, o mejor dicho el amor de nuestra vida. Ese hilo va a ser el encargado, tirando de él de que esas personas acaben juntas, ya que están predestinadas.

¿Muchas teorías, no? Pues quizá yo fui la que se topó con ellas sin darse cuenta.

Mi nombre es Sofía, Sofía Hernández. Decidí mudarme a Roma, por el simple echo de que soy amante del arte en todas sus formas. Pensé que ese era el lugar exacto en el que empezarían a valorar mis cuadros. Realmente no me equivoque, pero hubo un pequeño contratiempo en todo ese proceso.

El puñetero tropiezo, lo que lo empezó todo.

Iba tan tranquila paseando por Villa Borghese , hacía solo un par de horas que había aterrizado. Iba hablando con mi madre a través de mensajes cuando choqué con alguien.

Mi mirada fue atravesada por la suya, esos ojos de color azabache me miraron fijamente. Mi mundo tembló cuando lo tuve delante por primera vez.

El me tendió su mano, y yo me levanté. No me salían palabras de la boca, su belleza y encanto me había dejado muda. Lo único que pude decir, es un simple gracias casi inaudito. El me correspondió con esa sonrisas que tanto lo caracteriza.

Crucé los dedos. Quería volver a encontrarme a ese chico, tenia una necesidad muy grande.

Quien nos diría, que lo que nosotros considerábamos una simple amistad, con roce, iba a convertirse en un amor tan fuerte como el nuestro. A pesar de su fama, supimos hacerlo funcionar, sin ningún problema, o quizás si.

Al fin y al cabo, lo que me unió a él fue su encanto, y el erotismo. El erotismo fue sobretodo lo que nos unió, entre polvos, como los llama el, surgió ese vínculo tan fuerte que hemos mantenido.

Damiano David, eras, eres y serás, la mejor casualidad que el destino pudo poner en mi camino.