Alguien estaba tocando la puerta desde hace rato, pero al final decidí levantarme. La noche anterior me quede dormida en el pecho de Damiano e intenté no despertarlo.
Los golpes se hicieron más intensos, no sabía quién podía ser.
Abrí la puerta y vi a Victoria, vestida y arreglada.
— Que suerte que me has abierto. — Suspiró. — Estamos esperando a Damiano, que tenemos entrevistas.
¿Entrevistas? ¿Qué hora era?
Mire mi reloj, y pude ver que eran las once de la mañana. ¿Cuanto habíamos dormido?
Me rasque la nuca y Victoria torció la cara.
— Dime que no os habéis dormido, o al menos que él no se ha dormido.
Cogí aire.
— Nos hemos dormido, Vic. Lo siento.
Ella suspiró nerviosamente y abrió la puerta de la habitación.
Sus botas resonaban en toda la habitación, no había duda de que era ella.
Cogió el vaso de agua que teníamos en la mesita de noche Damiano y yo, y sé lo lanzó a la cara. No pude evitar reírme por esa manera tan sutil de despertarle.
El pegó un salto impresionante que hizo que mi risa se intensificará.
— ¿Se puede saber que cojones haces, Victoria? — Gruñó el.
— Damiano, llevamos rato esperándote abajo. Te has quedado dormido, pedazo de burro.
El suspiró y miró la hora en su móvil. Abrió los ojos de golpe y se levantó corriendo de la cama, hacia el baño.
Victoria se rio de sí misma ante lo que había echo, y yo volví a reír con ella.
Al cabo de los quince minutos apareció vestido y arreglado. Como siempre, precioso.
En ese tiempo también me había dado a mi margen de vestirme. Arreglarme ya era otra cosa, podía hacerlo por el camino.
[...]
Estábamos en una emisora local, haciendo una entrevista más larga de lo normal. Tocaron muchos temas, desde su primer disco, hasta el último.
— Hay una canción que me encanta de vuestro repertorio, Damiano, esa es, Torna a casa. Me encanta el sentimiento que tiene y el significado. — Habló aquel entrevistador.
Escuche a Damiano reír, segundos después le preguntó el chico aquel porque se reía.
— Hacía como casi tres años que nadie me preguntaba por esa canción. — Río Damiano.
Tuve que agradecer a Damiano que hace un par de días me cantará Torna a casa mientras nos estábamos vistiendo, esa canción era preciosa, y él también.
— No soy de entrar el prensa rosa y estas cosas, pero Damiano últimamente se te ha visto muchísimo con una chica, ya sea por Estados Unidos o en Roma, las fans quieren saber quién es esa chica. — Río. — Sabemos que esa chica es Sofía Hernández, pintora principiante en Roma.
En ese preciso momento me atraganté con el agua que estaba bebiendo. No me esperaba esa pregunta y mucho menos que supiesen quién era.
Vi como Damiano se rascaba la nuca, no sabía que contestar. Aún era muy pronto para anunciar que estábamos juntos, realmente pronto.
Vi que se volvía a poner recto en aquella silla, eso quería decir que iba a hablar.
Por favor, Damiano no la cagues.
— Yo siempre he sido muy de mantener mi vida privada, tal y como lo dice la palabra, privada. Así que si no te importa, no voy a dar informaciones sobre eso.
Suspire de alivio, había sabido evitar la pregunta.
Después de aquello la entrevista siguió con normalidad. No hubo ninguna cosa rara más.
Cuando acabo Damiano se fue bastante nervioso hacia la pequeña sala que les habían cedido antes de la entrevista. Yo a mi paso lo seguí, porque iba muy rápido. Iba a cerrar la puerta justo cuando yo llegaba pero logré poner la mano y entrar.
Lo vi sentando con su mentón apoyado en sus nudillos, y no pude evitar sentarme a su lado.
Le acaricie la mejilla, para que supiese que estaba de acuerdo y feliz con lo que había dicho.
— Me reconforta mucho que estes de acuerdo, cariño, no sabes cuanto. — Musitó. — Es muy pronto aún para oficializar lo nuestro públicamente, y ojalá no tuviese que hacerlo, porque lo que se te puede echar encima es muy grande, y no quiero eso para ti. No quiero que tengas que lidiar con paparazzis y fans desquiciados. Odiaría que te hundieran con sus críticas y preguntas de mierda que te harían. — Suspiró. — Pero a fin de cuentas, algún día tendrá que saberse, soy un personaje público.
Aquellas palabras que su boca escupieron con tanta preocupación, me hicieron que sintiera pena. Pena, porque me sabía mal que tuviese que cargar con eso.
— Ojalá solo supiésemos lo que tenemos tú y yo, ojalá Damiano. — Suspiré. — Pero yo empecé contigo cargando con el echo de todo eso, de todo lo que iba a pasar cuando fuese público. Agradezco que aún no lo sea, pero el día que lo sea, espero que eso no nos destruya.
Nos fundimos en un abrazo de necesidad de el uno por el otro. No quería que por culpa de todo lo que podía venir eso nos destruyera.
Ahí recordé una frase que me dijo mi padre antes de partir para Roma.
" — Espero que encuentres la felicidad en Roma, espero que te encuentres a ti misma. Sé que es duro dejar el hogar después de tanto, pero ¿sabes que? Que no puedes dejar que nada ni nadie te destruya ahí, ni amigos, ni parejas, ni nada. "
No iba a dejar que nada de eso nos destruyese a los dos. No iba a permitir que nadie me destruyera, porque si tenía una cosa clara, antes que todo, voy yo.
Me saco del trance un beso que el dejo en mi frente. Tan dulce como siempre. Una sonrisa tonta se me escapó, y a él también.
Nos separamos y nos queda mi murándonos a los ojos. No era incomodo, las mirada lo decían todo.
El se rascó la nuca, y habló.
— Se que esto no viene nada a cuento, pero te quiero proponer una cosa. — Río.
Si el se reía ya era más que razón para no tomármelo enserio. Era capaz de soltar cualquier tontería.
— Cuando esta noche volvamos al hotel, ¿hacemos un Los Angeles?
No pude evitar reírme ante eso. Lo peor, es que yo también lo había pensado.
— ¿Y que vas a querer que mire? — Insinúe.
El se mordió el labio.
— Aprovechando las buenas vistas que tiene la habitación, ¿la Sunset Tower te parece bien?
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L'inciampo dell'amore // Damiano David
FanfictionMadrileña y artista. Esa es Sofía. Una joven de apenas veinte años que ha decidido mudarse a Roma para perseguir su sueño de ser artista. Nada más llegar a Roma, decide salir a descubrir sus calles, pero en un despiste choca con un elegante chico, e...