CAPÍTULO 37

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Mi tío acaba viniendo conmigo, dejándolos a los cuarto en Budapest. La única persona que sabía que nos habíamos ido, era Ethan, y nos prometió darles una buena excusa.

De camino al aeropuerto le conté lo que había pasado, y como me sentía. El solo me abrazó, y me consoló. No necesitaba nada más, sinceramente. Necesitaba sentir ese apoyo que me había faltado, por estar lejos de mis padres.

A duras penas conseguimos un vuelo a Roma dentro de dos horas, y agradecí que lo hubiésemos conseguido.

Cuando llegamos a Roma, me fui directa a casa, y puedo decir que me encerré completamente en mi habitación.

Estaba dolida, jodidamente dolida. Las palabras más sencillas, eran las que más dolían. Las que no son directas, dolían aún más.
Que pensara que soy una inconformista, una pesada, una insistente, y que encima pensase que sería capaz de acostarme con Thomas, me hizo sentir como una verdadera mierda, y me demostró lo mucho que confiaba en mí.

Yo era la típica persona que pensaba que si una persona no confiaba en mi, no se merecía tener un lugar en mi vida. Era la persona más fiel que existía.

Suspire, y me estiré en la cama. Necesitaba dormir, descansar la cabeza.

Y eso conseguí hacer durante un par de horas.

[...]

A eso de las doce del mediodía, me levante súper cansada, me dolía el cuerpo entero.

Y el parecía, que ya sabía que me había ido, porque tenía el móvil lleno de llamadas suyas. Lo que menos me esperaba, eran llamadas de Victoria y Thomas.

Narra Damiano:

Definitivamente, era la peor persona que existe. Ella solo se estaba preocupando por mi, y lo único que pude hace fue escupir pura mierda por la boca.
Mi parte arrogante solía salir en los peores momentos, y siempre eran con ella.

Picaron a la puerta y por momentos pensé que era ella, pero no, eran Thomas, Ethan y Victoria.

— ¿No os dije que no vinierais?

Victoria me pego un empujón y entró en la habitación. Buscó algo y cuando definitivamente se canso me hablo directamente.

— Sofía y Alessandro se han ido, es lo que nos ha dicho Ethan. Solo quería asegurarme de que era verdad.

¿Se habían ido? ¿Habían vuelto a Roma antes de tiempo?

— Tu sabes porque se han ido, Damiano. — Me señaló Thomas.

— Creo que aquí el que mejor lo sabe es Ethan. — Lo mire fijamente.

El suspiró.

— Negocios, Damiano, no se han ido por otra cosa.

Sabía perfectamente que eso no es verdad, y solo era una tapadera para que Thomas y Victoria no supieran nada. Mire demasiado mal a Ethan, y les cerré la puerta en la cara.

La llame muchas veces, pero ninguna contestó.

Definitivamente, la había cagado.

[...]

Cuando llegamos a Roma, tuve la intención de ir a su casa, pero Alessandro apareció en mi casa antes.

— Yo confiaba en ti, Damiano. Confiaba en que no ibas a hacerle daño a mi pequeña, en que te ibas a esforzar, pero es que siempre acabas igual en todas las relaciones. — Suspiró. — No eres capaz de darte cuenta de que hay gente que te quiere, que se preocupa por ti, y que si insiste, es porque te quiere, no porque sea una pesada. Tu puta arrogancia se ha cargado una relación más, porque te aseguro, que a ella, no vuelves a hacerle daño.

¿Cargarse una relación más?
El corazón acababa de darme un vuelco.

— ¿A que te refieres con lo ultimo? — Susurré.

— ¡Que no pienses en buscarla! Se va a volver a Madrid, y es por tu culpa. Se quedó por ti, porque te tenia a ti, y la hacías sentir bien, pero ahora no tiene razones para quedarse, porque ya te lo digo de su parte, habéis terminado.

Alessandro volvió a la puerta, y se fue detrás de ella. Yo caí en el suelo de rodillas.

Las lágrimas empezaron a salir por mis ojos, y me derrumbé.

Ella no, ella si que no, no podía permitírmelo, pero si la buscaba iba a ser peor.
Lo único que pude hacer fue, quedarme ahí tirado.

Una semana después...

Narra Sofía:

Aún estaba dolida, pero irme a Madrid dos días después de todo aquello fue lo mejor.

Obviamente todo el mundo sabía de lo ocurrido, porque me fotografiaron en el aeropuerto devastada y lo publicaron en redes.

No me había vuelto a llamar, ni a escribirme, y tuve la esperanza de que lo hiciera, y de que yo sería capaz de perdonarle, pero eso no pasó, y no pasara.

Esto se había acabado, definitivamente.

El amor que tantos meses habiendo cosechado se había ido por la borda por ser tan arrogante, y confiar tan poco en mi.

Quizás, cualquier persona me llamaría exagerada, pero una persona que te ama, que te quiere, no se comporta así, no hace esas cosas.

Mi padre y mi madre me acogieron de vuelta muy bien, y los primeros días, fueron mejores gracias a ellos.

La persona que había sido en Roma esos meses, se había quedado ahí, no pensaba volver a por esa Sofía.

Respire aire madrileño al abrir las ventanas de mi habitación. Otra vez aquí, en casa, en mi casa real.

Mi tío me llamaba cada día para saber como estaba, y estaba encantada de eso, de que fuese como mi segundo padre, aunque se me encogió el corazón al darme cuenta que no iba a verlo en un tiempo, que no iba a tenerlo como apoyo cercano.

Me eche a llorar una vez más, estos días había sufrido mucho.

Mi madre parecía tener un instinto, porque a los segundos entro a la habitación, y me estrechó entre sus brazos.

No había cosa más real que el amor de una madre. Es un amor tan sincero, y tan sano, que es capaz de curar cualquiera herida, o pena. Es capaz de levantar los muros que han caído dentro tuyo, aunque esté completamente en ruinas, como roma.

Roma, iba a echar de menos sus calles, su arte, su música, su todo.

Y a él también, era inegable.
Me había echo daño, pero el amor no desparecía de un día para el otro.

Si alguna vez te ha pasado, déjame decirte, que no estabas enamorado/a.

L'inciampo dell'amore // Damiano David Donde viven las historias. Descúbrelo ahora