CAPÍTULO 29

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Habían pasado un par de días desde que habíamos vuelto, y estábamos los dos bastante ocupados. A mi me llamaron de más galerías y Damiano estaba ocupado en el estudio con los chicos.

Cabe decir que me había acostumbrado tanto a tenerlo todos los días conmigo, y mira que soy una persona que ama su espacio personal, pero él se había vuelto mi mejor compañía.

Habíamos hablado poco, y eso me ponía sensible que digamos, pero a fin de cuentas, estábamos ocupados.

Esa misma tarde me fui de compras, necesitaba ropa más elegante para todas las exposiciones.

Primero cogí un conjunto de un pantalón de seda negro con un top también negro de manga corta. Después, encontré una falda preciosa de cuero, y a conjunto le añadí una blusa de color blanco. Por último, me enamoré completamente de unas botas de tacón y unos tacones de aguja de infarto. Estaba completamente enamorada de lo que había comprado.

Volví a casa mientras le escribía un mensaje a Damiano, le dije que estos días lo echaba mucho de menos.

Vi que no contestó, entonces cuando llegue a casa me metí en el baño y me hice un baño el cual acompañé con una botella de vino. Puse música de fondo, y me relaje completamente.

Creo que me relaje tanto que no escuche que la puerta del baño se abría y alguien entraba.

— ¿Te preparas un baño relajante y no me avisas? Que feo, amore. — Susurró Damiano a mi oreja.

Me pegue tal susto que lo empape entero, de arriba a abajo. El solo se reía del susto.

— Que pena, pero creo que esto es un aviso para que me meta ahí dentro contigo.

Se desnudó y se metió conmigo ahí dentro. No pude evitar lanzarme encima de él y besarlo a más no poder.

El acarició mi cara mientras me miraba.

— Yo también te he echado de menos estos días, no sabes cuanto.

Lo abrace bien fuerte, me refugié entre sus brazos, básicamente.

Una canción que me gustaba mucho empezó a sonar, Gitana del grupo Marlena.

Damiano puso cara extraña. No entendía porque.

— No pensaba que Ana y Carolina siguieran en la música después de estos años.

Me sorprendí. No me esperaba que las conociera, y menos que supiera el nombre de las dos.

— ¿Las conoces?

El asintió.

— Participaron en X Factor el mismo año que nosotros, pero ellas se quedaron a la puerta de los directos. — Bufó. — Eran tan buenas, pero Manuel las tuvo que echar.

Ese dúo, me encantaba. Las descubrí un día de casualidad, y me enamoré de sus canciones. Estaba feliz de que Damiano las conociera.

Él se removió a mi lado, y agarro mi móvil. Sé que se puso a buscar una canción en concreto, pero no sabía cual.

Dejo mi móvil, y Con las ganas de Zahara empezó a sonar.

Era de las pocas canciones que me ponían la piel de gallina, y obviamente, la conocía, pero no entendía porque la había puesto. Solo sé que nos quedamos en silencio mientras sonaba.

Cuando acabo, lo mire extrañada.

— ¿Damiano cursi? Pero que te he echo. — Reí fuertemente.

Él se rio conmigo, pero luego le cambio el gesto en la cara.

— Los chicos y yo tenemos que irnos de viaje una semana, o quizás hasta dos. —Acarició mi mejilla. — Últimamente siempre que he podido he escuchado esta canción, porque quiero que cada vez que me eches de menos la escuches, yo haré lo mismo.

Dos semanas, o quizás menos, pero a fin de cuentas eran varios días. El acostumbrarse tanto a la compañía de alguien, hacia qué pasar uno o dos días sin esa persona se te hicieran un infierno.

— Se que estás muy ocupada estos días, y sé que no podrás venir, y me sabe mal, pero por otra parte estoy feliz, porque estoy muy orgulloso de ti. Me encanta que tengas tanto trabajo, que te hayan llamado de tantas galerías o exposiciones, porque ellos han sabido ver todo el talento que yo también he visto desde el principio.

Se me inundaron los ojos de lágrimas, no me esperaba que me dijese esas cosas tan bonitas, y no me di cuenta pero una de ellas salió por mi ojo derecho.

— Ay no, amore, no llores. ¿He dicho algo malo? — Musitó lentamente.

Negué.

— Claro que no Damià. — Suspiré. — Pero es que, que hayas visto tanto talento en mi, es una cosa realmente bonita. Me hace darme cuenta de la suerte que he tenido contigo.

Se le escapó una risa súper inocente de entre sus labios, y después besó mi frente.

— ¿Sabes? De la canción de Zahara, hay una parte que me recuerda mucho a ti y a mi.

— ¿Cual es?

Jugamos a ser dos gatos, que no se quieren dormir.

Acaricie su cara. Esa frase era tan nuestra, como yo suya. Entendía perfectamente la metáfora.

Decidimos salir de aquel baño, y meternos en la cama.

— Me olvidaba de decirte una cosa. — Susurró.

Hice un ruido, para que entendiese que me lo podía contar.

— Nos han nominado al mejor rock en los MTVema.

¿QUE?

— ¿No me estás vacilando, no?

El negó.

Salte encima suyo y lo abrace. Esos eran uno de los premios más importantes que podían llegar a ganar.

— También estamos nominados en los AMAs. — Susurró riendo.

Volví a abrazarlo, sin duda quería que me diese un infarto.

— ¿Pero sabes que vas a venir conmigo a los premios, no?

Puse cara de enigma.

— ¿A ir contigo te refieres que pase la alfombra roja contigo, que me siente contigo, y que te acompañe básicamente?

El asintió.

— Quiero que todo el mundo sepa que eres mi novia, quiero que vean la suerte que he tenido contigo, y que no eres una amenaza para las fans. — Rió en lo último.

Si que quizás me daba miedo hacer público lo que teníamos, pero en algún momento teníamos que hacerlo. ¿Que era muy pronto? Quizás, pero nos encantaba vivir al límite a los dos, sin miedo a nada.

— Me parece perfecto, Damià. Lo haremos público.

L'inciampo dell'amore // Damiano David Donde viven las historias. Descúbrelo ahora