Narra Damiano:
Me senté en el primer banco que vi, y me encendí un cigarro mientras cerraba los ojos y echaba la cabeza para detrás.
Estaba devastado mentalmente, pero ella no tenía la culpa de absolutamente nada. Quizás, yo la había forzado a ir demasiado rápido retomando la relación, pero volvió a Roma prácticamente obligada por no tener a donde ir.
Mi mente era un jodido caos que era imposible de entender. Ni yo mismo me entendía.
Agradecí que a esas horas no hubiese nadie por la calle, no quería tener que hacerme fotos con nadie y mucho menos tener que hablar con esa gente. Adoraba a mis fans, pero habían momentos que no quería tener que verme obligado a eso.
Camine un par de calles hacia abajo. Luego volví dirección a casa. Había dado un paseo que no me había dejado nada claro, pero quería que ella me diese las respuestas, necesitaba que ella me explicara todo para entenderla.
Eran alrededor de las cinco. Había pasado casi dos horas fuera de casa con la tontería. Solo tenía ganas de llegar, abrazarla y que me mimase. Sin duda me había vuelto como un niño pequeño.
Abrí la puerta sigilosamente para no despertarla, pero me la encontré en la entrada del pasillo, en el suelo durmiendo. Supongo que después de haberme ido se había deslizado por ahí, y se había quedado ahí esperándome, hasta que el sueño la atrapó.
Bidet, estaba entre sus brazos, y Legolas, estaba a sus pies, sin duda la adoraban.Me agache y casi de mala manera la lleve como una princesa a la cama. Sentí que se movía y que murmuraba alguna cosa mientras que la dejaba ahí tranquila.
Me cambié en menos de dos minutos y me metí en la cama. Me encendí un cigarrillo, el último de la noche.
Cuando estaba a medias, sentí sus manos encima de mi pecho. Pensé que se había despertado, pero solamente me estaba abrazando. Su pierna también estaba encima de la mía.
Sonreí mientras me acababa lo que quedaba de cigarrillo.Cuando acabe, la bese en la cabeza, y apague la luz para por fin dormir. Estaba bastante cansado, y mañana no pensaba ir a trabajar.
Bueno, ni mañana, ni en unos días. Estaba terriblemente harto de no tener ni un momento a solas con ella, y mucho menos me gustaba llegar a altas horas de la noche y dejarla sola encargándose de la casa.
[...]
La mañana siguiente, sentí unos ligeros besos en la punta de mi barbilla, y una mano que me acariciaba el pecho. No pude evitar sonreír ante tal gesto.
— Estas terriblemente guapo cuando duermes.
Me mordí el labio, no había mejor despertar que ese.
Agarre la pierna que tenía encima justo de mi vientre. Quería tocarla, notar la suavidad de su piel bajo mis dedos.
Ella suspiró y apoyó la cabeza sobre mi pecho mientras lo acariciaba también.
Estábamos tan relajados. Todo esto me transmitía muchísima paz.
— ¿Hoy no trabajas?
Yo negué con la cabeza.
— Menos mal, quería pasar tiempo contigo... — Medio susurró.
La estreche un poco entre mis brazos.
— Hoy y seguramente un par de días más, los pasaremos juntos. Estoy harto de trabajar sin parar y no poder pasar ni un solo minuto contigo.
Narra Sofía:
Lo abracé más fuerte, y sentí que él sonrió.
[...]
Finalmente pasamos todo el día en casa, viendo películas, como otras veces habíamos echo.
Ahora estábamos sentados en el suelo de la terraza los dos fumando y sentados. Yo estaba apoyada en su pecho, entremedio de sus piernas.
— ¿Sabes que se me ha ocurrido?
— Dime. — Dije mirándole.
— Que hables con tu tío, y que él te consiga algún trabajo, o alguna cosa para hacer. Es la segunda persona más creativa que conozco después de ti, al fin y al cabo.
Tenía toda la razón. Mi tío era quien podía salvarme de este gran bloqueo que estaba devorando mi mente.
— Dios, amore, que listo eres joder. — Susurré cerca de sus labios para después besarle.
Me levanté de ahí mientras él me miraba divertido. Esperaba que mi tío tuviese tiempo libre para mi, así que lo llame.
— Hombre, pero si es la que lleva semanas sin llamarme porque está todo el día dándole que te pego con Damiano. — Se burló irónicamente.
Yo reí ante eso, había soñado muy español por su parte, pero solo él podía decirme una cosa así.
— Eres de lo que no hay, de verdad. — Reí fuertemente bajo la atenta mirada de Damiano. — Pero no te he llamado para eso.
— Dígame usted.
— ¿Tienes tiempo libre para mi mañana? Quiero que hablemos y me ayudes en un asunto.
El río.
— Para Mara y para ti, tengo todo el tiempo disponible que queráis, así que si, podemos vernos mañana.
Suspire aliviada.
— Perfecto, ¿mañana me pasas a recoger y vamos a desayunar juntos?
— A desayunar que vamos.
Después de esa conversación colgué, y fui hacia Damiano sonriente. El mérito lo tenía él y nadie más.
Él me abrazó y besó mi cabeza.
— Espero que mañana tengas claro lo que quieres hacer, no quiero volver a verte mal, nunca más. — Susurró.
— Contigo a mi lado nada está mal, todo está bien. — Susurré yo también.
Él me abrazó mucho más fuerte.
— No me creo la suerte que he tenido reencontrándome contigo. Espero que estemos juntos toda la vida, y que te conviertas en mi mujer, y en la futura madre de mis hijos.
Lo mire a los ojos y una lagrima salió de uno de ellos. Los dos teníamos claro que queríamos pertenecer a la vida del otro hasta que la muerte nos separase. Porque si, eso era lo único que podía separarnos. Ahora más que nunca nuestro amor era más fuerte, y mucho más poderoso.
Tener visión de futuro con alguien, es lo que hace que tengas claro que lo/la lo quieres a tu lado eternamente. A eso se le llama ser almas gemelas, y yo como ya he dicho muchas veces, tenía claro que él era esa alma gemela que todos tenemos una vez en la vida.
Le acaricie la mejilla.
— ¿Siempre?
— Siempre.
ESTÁS LEYENDO
L'inciampo dell'amore // Damiano David
FanfictionMadrileña y artista. Esa es Sofía. Una joven de apenas veinte años que ha decidido mudarse a Roma para perseguir su sueño de ser artista. Nada más llegar a Roma, decide salir a descubrir sus calles, pero en un despiste choca con un elegante chico, e...