CAPÍTULO 3

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Los días hasta el fin de semana fueron bastante atareados. Mis cosas llegaron más rápido de lo normal y tuve que apañarme yo sola a ordenarlas, y ponerlas en su lugar.

Acabe cansada, y muchísimo. Quizás me había pasado trayendo tanta ropa y tantas cosas. Pero era la típica que siempre llevaba mil cosas encima, aunque no le hiciesen falta.

Solo tuve un momento de descanso en el cual aproveche en ir a comprarme un vestido para la premiere. No tenía ninguno que me gustase de los que tenía en mi armario.

Mi tío, como no, me paso la ubicación de una tienda realmente elegante, y cara. Se ofreció a pagarme el vestido también. No pude negarme, era demasiado cabezota.

En aquella tienda habían un montón de vestidos, todos eran preciosos, pero no había ninguno que cumpliese lo que yo buscaba. Estaba frustrada.

Rebusque y rebusque entre tantos, pero seguía sin encontrar. La dependienta estaba harta de enseñarme otro tras otro, pero finalmente acabó dando en el clavo.

Un vestido negro largo. No llevaba pedrería, no me gustaba que la llevase. Era de aquellos que se quedan ceñidos al cuerpo, que se adaptan a tu figura. Me lo probé y me quede completamente enamorada. Marcaba mis curvas, ya sean las de mis caderas o las de mis pechos. Sin duda iba a quedarme con ese.

[...]

Aquella noche, me arreglé súper rápido. Me había quedado dormida durante la tarde, y no me había despertado hasta hace un rato.

El vestido entró sin problema, pero el problema lo tuve con el maquillaje. Rápidamente me hice un eyeliner y me pinte la línea de agua del ojo, como siempre solía hacerlo. En los labios, me puse un rojo demasiado fuerte, que seguramente se veía a kilómetros.

Sentí unos pitidos fuera de casa. Salí corriendo con el bolso en la mano, hasta el coche de mi tío. Entre demasiado rápido.

— Wow. Estas preciosa. Déjame que te haga una foto y se la envíe a tus padres. — Dijo mi tío sacando el teléfono.

Pose como pude, no era lo mío.

Salimos en camino. La premier era cerca, así que no tardamos mucho en llegar.

Habían miles de fotógrafos. Miles de periodistas. Miles de personas básicamente. Yo era simplemente una más en ese mundillo.

Nos hicieron pasar por la alfombra roja. Más que nunca tenía que posar bien ahora.

Narra Damiano:

Casi no llegamos a la premier de Fedez, Thomas se había dejado no sé qué en casa, y nos había retrasado a los cuarto.

El coche aparco, y caminamos hacia delante. Nos prohibieron entrar aún en la alfombra roja porque habían aún personas sacándose fotos. Famosos, básicamente.

La curiosidad me picó demasiado, y decidí asomarme para ver quienes eran.

Una chica, y ¿Alessandro?

Alessandro nos había avisado que vendría acompañado, pero no de una chica tan joven, y sexy aparentemente.

Levante la mirada para ver la cara de aquella chica. Se me cayó la mandíbula al suelo cuando la vi. Era la chica del parque. Aquella con la que choque. Era muy guapa, y se me quedo grabada en la mente.

Victoria apareció detrás mío.

— Dios, es guapísima.

— Victoria, relájate. — Dije poniéndole la mano en la boca.

Ella hizo cara de sorpresa. Sabía perfectamente porque había echo eso.

— ¿Es ella, no? La de parque.

Yo asentí. El destino era demasiado puñetero para hacer que nuestras seguro encuentro fuese así.

Narra Sofía:

Sentí una mirada bastante potente encima, pero no le preste mucha importancia. Estaba más pendiente de las fotos que nos estaban haciendo.

Nos hicieron pasar adelante, y sentarnos en las butacas de aquel teatro. Habíamos sido casi los últimos en llegar, pero menos mal, que nuestro sitio estaba más que guardado en primera fila.

Fedez y Chiara no tardaron en aparecer. Eran aún más guapos en persona. Me saludaron y mi fan interior saltó por los aires.

Se enredaron en un discurso que no entendí ni la mitad, pero se que se estaban confesando su amor, hablaban sobre su hijo Leo, y muchas cosas más. Eso fue lo mínimo que mi oído entendió.

Pudimos ver en inédito uno de los primeros episodios de aquella serie, que sin duda iba a verme. Tenía muy buena pinta.

Cuando aquello acabó, nos invitaron a un aperitivo, y a una copa de vino. Eran muy buenos anfitriones.

Pude hablar con ellos más íntimamente. Estaba temblando porque eran como mis ídolos.
Eran de las personas más amables que había conocido, se notaba que la fama no se les había subido a las nubes.

Me invitaron a pasarme algún día por su casa, a pintarles. Mi tío les había explicado que pintaba, y pues bueno, ellos querían un cuadro de la familia. Obviamente que no me negué, estaría loca si lo hiciese.

La conversación se extendió tanto, que cuando le di cuenta, mi tío estaba hablando con otras personas. Todo había pasado muy rápido.

No le preste atención con quien estaba hablando y me escabullí a por otra copa de aquel vino. Aquella noche no sabía si mis intenciones eran llegar a casa borracha, o beber para ahogar mis penas. Me dio igual, me serví otra copa bajo la atenta mirada del camarero que había al lado de la mesa.

Le guiñe el ojo. Ya me había puesto coqueta.

El sonrió, y se puso rojo ante mi acción tan espontánea. Decidí abrir la boca y conversar con el.

Hablamos un poco de todo en aquellos cinco minutos que pude estar pendiente de él. Que si me acababa de mudar a Roma, que si él era de Milán, que si yo pintaba, que si yo era preciosa. Literalmente perdí el hilo de la conversación a la mitad.

Mi tío me saco aquella conversación, que para ser sinceros, no iba a llegar a ningún lugar.

— Sofi, te quiero presentar a unas personas que están deseando conocerte. — Dijo agarrándome de la muñeca.

¿Más gente? Sin duda no me iba a acordar de los nombres de nadie.

— Encima, me han dicho que una de esas personas, no te ha quitado los ojos de encima en toda la noche.

Si que sentí que alguien me miraba, pero no le di importancia porque pensé que eran cosas del alcohol.

Acompañe a mi tío hasta donde aquellas personas que querían conocerme.

Metí mi móvil en mi bolso para no cargar con el, creo que lo mejor que pude hacer, fue levantar la mirada en ese momento.

Era el.

L'inciampo dell'amore // Damiano David Donde viven las historias. Descúbrelo ahora