Hacia un mes de mi convivencia con Damiano, la cual no estuvo tan mal. Hicimos más cosas de las que pensé; pintamos juntos, comimos en el jardín, volvimos a salir a pasear sin sé pillados, en conclusión, que hicimos variedad de cosas.
Hace dos semanas que me quitaron el yeso que tanto me molestaba debido a la fisura, y todo estaba yendo fenomenal.
Damiano y yo, nos acostamos casi todos los días de aquellas semanas siguientes. Casi todos por el echo de que algunos estuvo de promoción y no pudimos. Pero desde hace días, lo notaba más cariñoso de lo normal.
Yo, digamos, que en menos de un mes, había caído totalmente en sus encantos, y me tenia locamente enamorada de él. Sabía que el era consciente de ello.
Narra Damiano:
Mentiría si digo que no estoy enamorado de ella. En este mes a su lado, me había dado cuenta de que ella era la mujer que necesitaba en mi vida, y estaba seguro de que la quería.
¿Estaba loco por enamorarme de una persona en un mes? Negativo.
Siempre he estado de acuerdo con que el término enamorarse de alguien, no viene de la mano con una cantidad de tiempo. Te puedes enamorar en un día, una semana, un mes, un año, lo que haga falta. Mientras tengas claro lo que sientes y cuando lo sientes, es valido.
Quizás, el sexo, ha echo el amor. Nosotros con simples rozamientos, hemos formado un vínculo muy especial, y sé que en el fondo, nos queremos y no podemos separarnos del otro.
Últimamente, he estado más apegado a ella, quería demostrarle, que era correspondido, y quizás, dar ya el paso.
Narra Sofía:
Esta noche, Damiano y yo, habíamos quedado para cenar y después disfrutar de un par de copas de vino en el jardín de mi casa.
Me paso a recoger, y estaba guapísimo. Un traje totalmente negro, acompañado de una pajarita. Se me caía la baba.
Yo llevaba un vestido corto negro, el cual hacía que luciese mi escote, y mis piernas. Los tacones que llevaba, también eran totalmente negros, y me quedan perfectos.
Parecía sin duda, que íbamos a conjunto.
Cuando llegamos nos sentamos al fondo de aquel restaurante para no llamar la atención.
No pedimos vino, disfrutaríamos de uno muy bueno más tarde.
La comida se basó en miradas, y provocaciones. Nos era inevitable.
Cuando acabamos, pagamos lo más rápido posible y volvimos a casa.
Yo nada más llegar, me quite los tacones y camine descalza hasta la barra de la cocina. Saque dos copas, y la botella de vino. Damiano ya me esperaba en el jardín estirado en una de las tumbonas que compré hace un par de días.
Salí dejando que el césped del jardín hiciese contacto con mis pies, me sentí aireada.
Me senté justo a los pies de aquella tumbona donde estaba Damiano y le tendí la copa de vino.
Me acurruqué entre sus brazos, y mire hacia el cielo, hoy estaba precioso. Estaba lleno de estrellas.
Escuche a Damiano suspirar, y dejó su copa en el suelo. Algo le pasaba.
— Damià, ¿está todo bien? — Dije mirándole a la cara.
El se estuvo unos segundo el silencio, como siempre, buscaba la respuesta correcta a mis preguntas.
— La verdad, es que si, y no. No sabría como explicarte.
Me levante y me quede sentada. Estaba muy intrigada.
— Inténtalo, sabes que soy muy insistente.
El río con eso, y escuche como susurraba un "lo sé".
— ¿Sabes que me pasa? Que me encanta lo que tenemos. Tenemos una relación sexual bastante buena, y eso es positivo. Pero, hace semanas me ronda por la cabeza el sentimiento de quererte, de quererte como algo más que eso, Sofía, y no puedo evitarlo.
¿Se me acababa de declarar? Creo que si.
— Me tienes loco, y creo que eres consciente de ello. No me tienes loco por tu físico, eso es secundario, me tienes loco por la persona que eres. Eres tan pura y tan buena, que no sé como pude comportarme como un capullo al principio. — Suspiró. — Con esto no te estoy diciendo que salgamos juntos, ni que tengamos algo formal, aunque no me importaría.
El echo la cabeza para detrás. Yo estaba esta vez intentando buscar las palabras correctas, y creo, que después de unos minutos callada, las encontré.
— Ya pero, ¿que pasa si yo quiero que tengamos algo formal?
El levantó la cabeza de golpe y me miró. Lo sé creía lo que acababa de decir.
— ¿Lo estás diciendo enserio? — Dijo agarrándome la cara.
— ¿Porque iba a jugar con esto? Está claro, que los dos, nos gustamos, y nos queremos mucho como para formalizar algo. — Lo abrace. — Damiano, joder, date cuenta que me tienes loca desde que te conocí. No pude evitar caer en tus encantos, y enamorarme de ti.
El se separó de mi, y juntó nuestras frentes. Le salió una pequeña sonrisa de los labios.
— Tu también me tienes loco desde que te conocí. Cuando te vi, sabía que ibas a ponerme el mundo patas arriba.
Reí ante eso, porque yo había sentido lo mismo. Sabía que este arrogante, si conseguía ganarse mi corazón, iba a ponerme todo patas arriba, e iba a cambiar todos mis planes, a mejores.
— Entonces... ¿Que hacemos? — Preguntó el. — ¿Estamos juntos?
No me pensé ni dos veces aquella respuesta, sabía que lo quería. Asentí, y el sonrió como nunca.
Me abrazó e hizo que rodeara su cintura con mis piernas. Una vez así, nos besamos.
Aquel beso, fue lo que marcó el inicio de nuestra relación. Un beso que marcó el inicio de muchas cosas, y de muchos momentos. Sabíamos que este día, habíamos empezado una nueva vida, pero una nueva vida, por fin los dos juntos.
Empezaré a creer, en aquello que él me dijo justo segundos después de aquel beso.
" ¿Sabes? Enamorarse no viene acompañado de una cantidad de tiempo. Te puedes enamorar en un día, una semana, un año, que mientras los demuestres, siempre será válido.
Enamorarse es algo muy relativo, que muchos piensan que solo se basa en el sufrimiento, pero eso, simplemente, es porque no los han querido bien, y espero, yo saberlo hacerlo. "
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L'inciampo dell'amore // Damiano David
FanfictionMadrileña y artista. Esa es Sofía. Una joven de apenas veinte años que ha decidido mudarse a Roma para perseguir su sueño de ser artista. Nada más llegar a Roma, decide salir a descubrir sus calles, pero en un despiste choca con un elegante chico, e...