CAPÍTULO 30

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Creo que lo más duro fue despedirme de Damiano en el aeropuerto un par de días después. Se iban dos semanas, y yo no sabía que iba a hacer sin el.

Esta vez, mi tío Alessandro se quedo en Roma conmigo, porque no quería que estuviese por aquí sola.

Después de dejar que aquellos cuatro se adentraran en el avión, nosotros fuimos a desayunar a una cafetería que había cerca. Era una cafetería muy vintage, me encantaba.

— ¿Que tal todo, pequeña?

Mi tío era muy cursi, me trataba como la hija que nunca había tenido. Se parecía tanto a mi madre, que me dolía tanto echarla de menos.

— Creo que mejor de lo que me esperaba. — Sonreí ampliamente.

— ¿Como te esperabas que te fuese todo? Me pica mucho la curiosidad, Sofi.

Suspire, y me decidí a hablar.

— Pensé que al llegar a Roma no iba a conocer a nadie, ni amigos, ni pareja ni nada. Ya sabes que nunca he sido una persona muy social. — Musité nerviosamente. — Pero creo que tenerte aquí como mi referente ha sido lo que me ha abierto las puertas, y te lo agradezco mucho, de verdad.

Él sonrió ante eso y me acarició el hombro. Como echaba de menos a mi madre, dios...

— Ay, me emocionas. — Lloriqueo falsamente. — Sabes que aunque haga broma también te agradezco que hayas venido a hacerme compañía, aunque sea poca. Como siempre te he dicho, eres la hija que nunca he tenido. — Sonrió.

Reí, y le di un bocado al croissant que tenía justo delante, el cual estaba delicioso.

— ¿Y con Damiano que tal estáis?

Sonreí, se había ido hace una hora y algo y ya lo echaba de menos.

— Damiano es lo mejor que me ha pasado en Roma, gracias a ti por supuesto. Creo que gracias a él me quedé, porque las primeras veces que fue tan arrogante, me planteé seriamente volverme a Madrid con mamá y papá, ya que realmente no perdía nada aquí, me sentía perdida que digamos.

— Te entiendo perfectamente, aunque me hubiese parecido feo que me dejarás otra vez solo aquí. — Volvió a lloriquear falsamente.

Le enseñe el dedo corazón. Teníamos demasiada confianza como para hacer eso.

— ¿Te cuento una cosa que seguramente Damiano nunca te contará?

Yo asentí efusivamente, la curiosidad me mataba.

— Un par de días antes de la gala de Fedez y Chiara, estuve con ellos en el estudio y no paró de hablar de una chica con la que se había chocado, decía que se había enamorado a primera vista, y que necesitaba volver a verla. Cuando describió como era físicamente, automáticamente super que eras tú, porque describió todas tus pecas. — Rió después de eso. — No quise decirle nada de que iba a verte, preferí que se sorprendiera, y el día que llegó la noche de la gala y tú te fuiste a hablar con aquel camarero, el vino corriendo como un niño y no paro de insistirme hasta que viniste. Estaba loco por ti, Sofi.

Escondí mi cara entre mis manos. No me creía que los dos estábamos obsesionados por el otro desde que chocamos por primera vez. Habíamos conectado solo con vernos.

Tendré que chantajearlo más de una vez con esta historia, moría por ver su cara de fastidio tras decírselo.

Me entró la risa, y mi tío se unió a mi. Era inevitable.

— Y tú lo odiabas al principio, me sigue pareciendo tremendamente gracioso.

Le mire fastidiada, obviamente que lo odie al ser tan arrogante, eso era una de las pocas cosas que odiaba en la gente.

— Sois el típico enemies to lovers, sinceramente.

Abrí mis ojos ampliamente.

— ¿Se puede saber dónde has aprendido eso? — Reí tranquilamente.

— Es lo que tiene trabajar con adolescentes pre-adultos, y ser joven, que tampoco soy un vejestorio. — Musitó fastidiado.

— Bueno, tienes casi cuarenta años...

— Ay Sofi, te quiero mucho y a veces odio que tengamos tanta confianza, como padre e hija, pero te puedes ir a la mierda. — Río por lo bajo.

— Sabes que te lo digo en broma, tío.

— Lo se, pero me encanta meterme contigo. — Volvió a reír.

Después de aquella charla, salimos de aquella cafetería, y fuimos dirección a mi casa, quería pasar el día conmigo, y no me negué absolutamente, mi tío era la mejor persona con la cual se podía pasar tiempo.

El tuvo que irse un par de horas, pero volvió a la hora de la comida para comer junto a mi. Según el, iba a cuidarme mientras mi pequeño segurata, mejor dicho Damiano, no estaba.

Preparamos comida bastante saludable, me apetecía ponerme en forma, era mi objetivo en estos momentos.

Él subió a la parte de arriba para ir al baño, y dejó su móvil encima de la encimera. Justamente vibró, y la curiosidad fue demasiado fuerte.

Vi que era un mensaje de Damiano.

" Cuídamela estos días, no sabes lo de menos que la voy a echar estas dos putas semanas. No sé quién te mandó a buscarnos tantas entrevistas tío. "

Creo que el mensaje paso de ser bonito, a un poco bastante agresivo, pero preferí dejarlo estar, no quería tener que discutir con él porque no apreciaba lo mucho que estaba creciendo.

Mi tío saco unas cervezas de la nevera que ni siquiera yo sabía que estaban ahí, pero igualmente las abrimos.

Saque una foto a la comida, y se la envíe a Damiano, con el siguiente texto debajo:

" Esta comida la podíamos estar teniendo tú y yo ahora mismo, pero te has ido. Nah, es broma, estoy comiendo con mi tío y no paro de echarte de menos, amore. Llámame por la noche. ❤️ "

Deje de lado el móvil mientras comía y volvía a charlar con mi tío. No me di cuenta de que Damiano me había contestado.

" No sabes lo que me gustaría estar comiendo contigo ahora mismo, joder. No sé quién le mando a tu tío ponernos tantas entrevistas, pero eso ahora no importa, porque yo no he parado de pensar en ti desde que me he subido al avión. Esta noche te llamaré, no lo dudes, preciosa. ❤️ "

L'inciampo dell'amore // Damiano David Donde viven las historias. Descúbrelo ahora