CAPÍTULO 35

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Creo que nunca había corrido tanto por hacer una maleta y mucho menos la había llenado tanto de ropa y otra cosas.

En un par de horas nos íbamos a Budapest y luego por la noche, tenían la gala de los MTV EMA.

Damiano está noche había dormido en su casa, porque anoche lo tuvieron entretenido en el estudio ensayando hasta tarde, y decía que no quería llegar a las tantas y molestarme.

Tenía que reencontrarme con ellos en casa de Damiano, y di gracias que mi tío viniese a buscarme, y que ademas, viniese con nosotros a Budapest.

Las calles de Roma estaban infestadas de coches y gente. El tráfico a veces era horrible, y mucho más por las mañanas.

Y yo creo que tenía más sueño que vida en ese momento. A las dos de la mañana me dio un brote de inspiración y no dormí hasta las cuatro, así que básicamente había dormido poco, y Damiano no lo sabía.

Cuando llegamos a casa de Damiano estaban todos en la cocina charlando, y a mi sus voces hacía que me retumbase la cabeza. Creo que los miré con mala cara porque se callaron los cuarto al momento, y Damiano me agarró para llevarme a la habitación.

— ¿Y esa mala cara que llevas?

— Ayer tarde tuve un brote de inspiración, y no me gusta dejarlos escapar porque son realmente pocos, así que no he dormido mucho que digamos. — Reí ligeramente.

Él se levantó y me abrazó.

— Me habías asustado, tonta.

Yo reí por lo bajo y el también.

[...]

El vuelvo a Budapest fue una mierda completamente. Creo que fue el peor vuelo que tuve en toda mi vida.

Estuve a punto del colapso, de quedarme parada y no subir al avión, pero finalmente Damiano me tranquilizó y subí.

Cuando llegando al hotel, le entrada estaba llena de paparazzis, que los atosigaron a preguntas nada más llegar.
También se hicieron algunas fotos con fans que habían allí. Ellas si me caían bien, porque no los atosigaron, y respetaron completamente su espacio.

[...]

No sé qué me hacía más gracia en ese momento, si como habían vestido a Damiano o la caída qué había tenido hace unos segundos Thomas.

Thomas, se había caído por las escaleras discutiendo con Ethan, y yo aún seguí riéndome y el también, seguramente

Damiano iba completamente con las piernas al aire, con apenas nada en aquella zona tan prohibida para mi, unas medias preciosas acompañadas con unas botas extra largas de tacón. Arriba simplemente llevaba una especie de camisa negra transparente y unos guantes, también negros.

Ahora solo faltaba yo por arreglarme. Sabía que Damiano había mandado a que me comprasen un vestido de gala, pero no sabía cómo era.

Abrí la cremallera del saco que había detrás mío para verlo, y casi me caigo muerta al suelo de lo bonito que era.
Vestido rojo carmín, con un escote impresionante, y con la espalda al aire. Llegaba hasta el suelo. Iba a parecer una princesa con eso.

Chantal, la maquilladora se puso a hablar conmigo mientras me maquillaba con una ligera sombra de ojos negra,la línea de agua del ojo, y luego un precioso pinta labios extremadamente rojo, igual que en vestido.

Me mire al espejo y creo que me enamore de mi misma. Estaba preciosa, y si, parecía una princesa, ahora solo me quedaba la reacción de Damiano, que estaba en la sala de al lado.

Así que salí a verlo.

Narra Damiano:

Mientras charlaba con todos, escuché unos tacones al otro lado de la puerta, y automáticamente supe que era ella. Sus andares eran inconfundibles.

La puerta se abrió y creo que me enamoré de ella una vez más, si es que eso era posible.

El vestido rojo se ceñía a sus bonitas curvas, que no eran pocas. El escote, resaltaba una de las mejores partes de su cuerpo y que más me gustaba. El maquillaje era precioso, Chantal lo había echo lo más parecido al nuestro, y dios, ese pintalabios rojo.
No sabía si sería capaz de aguantara toda la noche sin tocarla, manosearla o follarla.
Pero en conclusión, parecía una puñetera princesa, joder.

— Pero madre mía, ¿quien es esta diosa? — Chilló Thomas.

Le pegue un manotazo en la cara mientras ella se iba poniendo completamente roja.

— Joder, tío, deja esos celos. — Río Thomas.

Vaffanculo, Thom.

Le enseñe el dedo corazón y volví a mirarlo mal.

Me levante y la saque de aquella habitación cuanto antes para meterla en otra, y prácticamente estamparla contra la pared.

Narra Sofía:

Dios, estábamos los dos demasiado guapos como para no estar calientes.

Me estampó contra la pared, y lo mire con deseo mientras él se acercaba a mi oreja.

— No sabes lo que me pone ese pinta labios rojos que llevas. — Susurró. — ¿Pero sabes dónde se vería mejor?

— ¿Donde? — Musité.

El agarró aire, y lo soltó de golpe.

— Ahí abajo, al rededor de lo que tanto te gusta.

Eche la cabeza para atrás y crucé las piernas fuertemente para no ponerme más cachonda de lo que estaba en ese momento.

De repente me sacó de aquella habitación y volvimos con los otros tan tranquilamente.

Me agarró por los hombros.

— He intentado por todos los medios que cruzaras la alfombra roja conmigo, pero no me han dejado, así que, nos veremos dentro, en las butacas, amore.

[...]

Aún desde las butacas escuchaba los gritos de afuera que estaba provocando con su entrada al lugar. Estaban los cuarto preciosos, pero en menos de diez minutos ya estaban todos sentados a mi lado.

Los premios fueron pasando, y dos de las nominaciones que tenían aquella noche las perdieron. Estaban los cuarto cabreados por eso, pero la verdadera emoción llegó cuando salió la última categoría a la que los habían nominado.

Mejor rock, y de ello no había ninguna duda.

— Pues, creo que esto ya era predecible, así que no me voy a enredar mucho. — Canturreó aquel presentador.

Abrió el sobre y Damiano automáticamente me agarró la mano.

— ¡Måneskin! — Chilló el presentador.

Vi como todos saltaron impresionados y como se abrazaron, pero él no me soltaba la mano ni de lejos.

Buscó una cámara disponible, hasta le dijo al cámara que se acercara más, y luego me miró.

Me agarró de golpe, me abrazó y me besó.

El primer beso delante de tanta gente, definitivamente lo nuestro ya era público, y no había vuelta a atrás, no podíamos revertirlo.

Escuchamos un gran grito de sorpresa por parte de la gente ahí presente, y creo que temblé un poco pero, luego lo asimilé.

Cuando él se separó, me susurró un leve "te quiero" y luego se fueron.

Me quede sola ahí sentada, con miles de miradas encima mío.

L'inciampo dell'amore // Damiano David Donde viven las historias. Descúbrelo ahora