CAPÍTULO 39

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Narra Damiano:

Creo que cuando me entere de que iba a verla cinco años después, pegue un salto de alegría, pero a la vez me vine abajo, sabiendo que no sería igual que antes.

Quería recuperarla, quería que volviese a mi vida, que me quisiese de esa manera, que me cuidara como lo había echo, pero yo sabía que ella, iba a rechazar todo eso.

Sabía que Ethan nunca había perdido el contacto con ella. Llevaban desde que se fue hablando y digamos que más o menos él me tenía informado de todo. Le dolía verme así, pero por otra parte le gustaba que me hubiesen dado un escarmiento.

Él me contó que ella había adelgazado, que se había cortado el pelo y se lo había teñido de negro. Además, también me contó el cambio que pego de personalidad.
Ahora me daba miedo verla, y no reconocerla, no reconocer a esa persona de la cual me enamoré hace cinco años.

Alessandro cuando nos llamo, creo que nos alegró, porque por fin tocábamos en nuestra querida ciudad, aunque fuese en una boda.

La relación entre él y yo había tomado muchas distancias, pero no tantas como las que pensaba.

Ahora estábamos yendo a comprar los trajes para la boda, los cuatro juntos, porque la mujer de Alessandro, nos había invitado a la ceremonia en la iglesia también.

— ¿Estas preparado para volver a verla? — Preguntó Thomas.

— Es lo único que quiero, verla. — Susurré. — Pero sabes que no me lo va a poner fácil.

Thomas me dio una leve palmada de apoyo en la espalda, el sabía que esto iba a ser muy duro para mi.

Mientras Victoria, iba de una punta a otra de la tienda mientras no paraba de hablar. Estaba igual de nerviosa que yo, porque los dos la cagamos en su entonces.

Al final optamos por un traje cada uno de un color diferente. Ethan de color rosa, Victoria de color verde, Thomas de color blanco, y yo de color azul.

[...]

Después del ensayo de aquella tarde, Ethan despareció otra vez, ni siquiera sé porque.

Queríamos acabar de organizar todo esta noche mientras cenábamos juntos, así que como siempre me tocó llamarlo a mi.

— Ethan, ¿donde estas?

— Ocupado, Damiano.

— Deja el móvil y ven a cenar, Ethan. — Chilló alguien de fondo en esa llamada.

Esa voz.
Era ella, estaba con ella.

— ¿Estas con ella?

El suspiró.

— Si, estoy con ella. ¿Que querías?

Salí de mi trance, me había quedado pensando en que hacía con ella, pero no quise preguntarle nada.

— Victoria y Thomas, quieren que vayamos a cenar juntos para acabar de organizar todo. ¿Vienes?

— Me sabe mal decírtelo, pero como ya has escuchado, estoy ocupado, y voy a cenar ahora con ella. Acabar de hablar las cosas sin mi, seguro que me parece todo estupendo.

Después de eso colgó , y yo me quede con el móvil en la mano, como un tonto.

Victoria apareció detrás mío a los segundos, y me miro extrañada.

— ¿Que te pasa? Parece que hayas visto un fantasma.

Me moví de esa posición, y me senté mejor.

— Estaba con ella, Victoria.

— ¿Quien estaba con ella?

— Ethan, joder.

Ella suspiró a mi lado y tragó saliva.

— Sabes que son como mejores amigos y hace cinco años que no se veían. Es normal que él haya aprovechado para verla. — Musitó acariciando mi mano.

— Ya, pero es que joder...

— De joder nada, Damiano. No te derrumbes, no ahora. — Susurró. —Pensaba que ya habías asimilado que ibas a verla. Sé que va a ser duro ver al amor de tu vida cinco años después, pero tienes que ser fuerte, y no dejarte llevar por tus impulsos. — Volvió a acariciar mi mano. — Si ella te ignora, no insistas, quizás no está preparada para eso aún.

Suspiré y eche la cabeza para detrás. Menuda mierda.

Quise llorar y gritar, como cuando se fue, pero mi cuerpo me lo impidió, y Victoria también, que me sacó a rastras de aquel estudio.

Ni siquiera sabía dónde íbamos a cenar, todo había sido idea de Thomas, yo solo seguía órdenes, porque tampoco tenía nada más que hacer.

Narra Sofía:

Cenar con Ethan era de lo más divertido. No paraba de hablarme de los viajes que habían echo, de las chicas que había conocido, de anécdotas que le habían pasado, en resumen, de todo.

— ¿Quieres que vayamos a tomar algo? — Preguntó.

¿Porque no? Un poco de diversión tampoco venía mal.

— Vayamos a tomar algo.

[...]

Piazza Navona, estaba repleta de turistas. Los bares y restaurantes cercanos también. Era un caos todo, pero estaba precioso igual.

Narra Damiano:

Estábamos cenando en Piazza Navona, a petición de Thomas, que se había puesto extremadamente pesado con venir aquí.

De un momento a otro, vi que Victoria empalideció porque había visto algo, o alguien.

Quise girarme, pero parece que Thomas también lo vio, y me lo impidió.

— ¿Que cojones habéis visto?

— Nada, Damiano. Tonterías nuestras.

— Tonterías mis cojones, soltarme.

A la fuerza me solté del agarre de Thomas, y finalmente giré.

A lo lejos, la vi. La vi cambiando alegremente al lado de Ethan, el cual solo reía cuando ella hablaba.

Por una parte sentí alegría, por verla después de tanto tiempo, pero por otra, sentí una gran ola de tristeza, porque sabía que ya no era mía.

— No sabíamos que estarían por aquí, te lo juro. — Musitó Thomas.

— Lo se, no te preocupes. — Susurré.

Quise irme de ahí, porque no aguantaba, mi corazón había pegado un vuelco enorme.
Y eso hice, me fui, dejando mi dinero de la cena ahí tirado.

Narra Sofía:

Unos metros más adelante, logre ver a Victoria y Thomas, con una cara horrible. No sé con quién estaban, porque de lejos apenas no se veía quién era.

Pero automáticamente supe quién era cuando se levantó.

Damiano.

Sus ojos oscuros se clavaron en los míos mientras él se iba. Estaban llenos de tristeza, no de odio.

— Te lo juro que no sabía que estaban aquí. — Susurró Ethan.

Asentí.

— Lo se, no es culpa tuya, no lo sabías. Ahora por favor, llévame de vuelta a casa.

L'inciampo dell'amore // Damiano David Donde viven las historias. Descúbrelo ahora