Aquella semana pasó muy lentamente. Me vi un par de veces con mi tío para comer y desayunar. Me enseñó más lugares de Roma, también. Cosa que agradecí.
Hoy decidí irme a Villa Borghese, a sentarme tranquilamente en aquel bonito césped a leer. Amaba leer, y más si era al aire libre.
Estaba leyéndome El retrato de Dorian Gray. Había escuchado hablar mucho sobre el, y por fin pude darme el tiempo de tenerlo en mis manos.
Paso un buen rato desde que escuché una voz hablarme.
— Villa Borghese, y tú. Como no.
Damiano, siempre era el.
Esta vez pase de contestarle secamente. Después del otro día, parecía que el se había relajado.
Se sentó delante mío, y cogió el libro de entre mis manos.
— El retrato de Dorian Gray, todo un clásico. — Dijo ojeando el libro.
— ¿Tu, lees?
— Obviamente. Que sea guapo y arrogante no quita eso. — Río por lo bajo.
Yo también reí ante eso, y por primera vez vi una sonrisa sincera en su cara.
— No me lo esperaba. — Dije quitándole el libro de las manos.
— Al igual que no te esperabas lo del otro día.
Mierda. En algún momento tenía que salir el tema.
— La verdad es que no.
Es lo único que pude decir ante eso.
— Estabas tan nerviosa. — Volvió a reír.
Le saque el dedo del medio, y el se hizo el ofendido. Otra vez reí con el. Parecía haberse relajado.
El se quedó mirando detrás mío, y al cabo de los dos minutos abrió la boca otra vez.
— ¿Nos vamos de fiesta esta noche?
— No me gusta salir de fiesta. — Dije guardándome el libro en mi pequeña mochila.
— Venga, nos lo pasaremos bien. — Hizo un ligero puchero.
Creo que me había convencido.
— Vale, vamos entonces.
[...]
Vino a buscarme a casa en su lujoso coche. Me llevo a un pequeño pub que había justo en el centro de la ciudad.
Toda aquella gente que había ahí se nos quedó mirando. Era normal, el chico era famoso y verlo con una chica que no lo es, pues es sorprendente.
Menos mal que me arrastro a la zona vip de aquel pub. No quería tener miles de miradas encima mío.
Bebí copa tras copa, sin contar la cantidad de alcohol que entraba en mi cuerpo. Iba borracha, y se notaba, porque estaba bailando, efectivamente con Damiano.
Una canción bastante sexy empezó a sonar, y mi espíritu seductor salió a la luz, en el que quizás había sido el mejor momento.
Me giré de espaldas a él, y me pegue. Empecé a moverme lentamente sin despegarme de él, y sus manos viajaban por toda mi cintura, de arriba a abajo. Sentía su ereccion en mi espalda, y eso me estaba poniendo a cien
Me agarre su cuello, para poder mantener mi equilibrio.
Así me pase lo que vino a ser un tiempo bastante largo. Sin importarme todo el tiempo que pasará.
Sentí besos suyos por la zona de mis hombros. Sus labios viajaron hasta mi cuello, y ahí empezó a repetir besos húmedos por cada rincón, lentamente.
Yo cerré los ojos y me deje llevar. Sin duda tenía que beber más alcohol de vez en cuando, para olvidarme todo lo que se me pasaba por la cabeza. Básicamente para ser más lanzada en todo, y dejar mi timidez.
Su mano que agarraba mi cintura, empezó a subir hacia arriba, lentamente.
Menos mal que no había nadie ahí, y éramos los únicos en aquel lugar, cualquiera se hubiese pensado que íbamos a hacerlo aquí mismo.
Su mano se posicionó encima de uno de mis pechos, y lo acaricio por encima de la camiseta que llevaba. Estaba jugando sucio.
Mordí mi labio ligeramente, y sentí su sonrisa en mi cuello. Él había visto la acción que acababa de hacer.
Narra Damiano:
Esta chica, me estaba poniendo a cien. Me estaba provocando.
Era preciosa, la mujer más guapa que quizás había visto. La tenía pegada a mi bailándome. Cualquiera que me viese se moriría de envidia.
Me estaba controlando, demasiado a mi gusto. Si fuese por mi ya me la hubiese llevado a casa y la hubiese echo mia sin dudarlo ni un segundo.
Mi ereccion estaba presente, y sabía perfectamente que ella era consciente de eso.
Tenía ganas de besarla, y empotrarla contra una de las mesas del lugar. Me estaba muriendo por hacerlo.
Opte por solamente besarla, y ataque a por eso.
Narra Sofía:
Damiano seguia agarrando mi pecho, y masajeando encima de aquella fina ropa. Mis ganas de besarlo, estaban desbordadas.
Estaba segura que aunque fuese un arrogante y un inútil, lo deseaba. Deseaba besarlo, y tenerlo en mi cama, solo para mi. Para mi disfrute personal.
Sentí como el me agarraba de la cintura, y me giro de golpe quedando cara a cara.
Apoye mis manos en sus hombros, me había dado tremendo susto y eso me ayudaba a no perder la compostura.
El agarre de mi cintura, aumentó. Me acerco mucho más a él, quedando totalmente pegados, el uno al otro.
Se acerco y se quedó a escasos centímetros de mi cara.
— Me estás volviendo jodidamente loco, Sofía. — Susurró mirándome fijamente.
Mordí mi labio infierior, y decidí hablar yo también esta vez.
— Me encanta volverte loco, Damiano.
Acerque mi cara muchísimo más a la suya, quedando esta vez a milímetros.
Sus ojos rebosaban deseo, y lujuria. Le brillaban demasiado, más de lo normal.
Puse mis manos en su cuello. Quería que supiese que estaba dispuesta a hacerlo.
Bajo sus manos a mi culo, agarrándolo fuertemente. Espero a ver cuál era mi reacción.
Yo rodé los ojos, y me mordí el labio inferior. Solo para que viese, que lo que acababa de hacer, era lo mejor que podía haber echo.
— Te juro que o me besas tu, o te beso yo, Damiano.
Susurré con deseo, con necesidad de sentir sus labios contra los míos, con necesidad de que su lengua, recorriera toda aquella zona.
Sin más preámbulos, el agarró mi cabeza por detrás, y junto nuestro labios.
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L'inciampo dell'amore // Damiano David
FanfictionMadrileña y artista. Esa es Sofía. Una joven de apenas veinte años que ha decidido mudarse a Roma para perseguir su sueño de ser artista. Nada más llegar a Roma, decide salir a descubrir sus calles, pero en un despiste choca con un elegante chico, e...