P.O.V Ryder.
Desperté. Desesperé al no ver a mi Luna en la cama junto a mí. Trato de concentrarme y oler el aire hasta que me llega el aroma de ella. Ya que lo encontré sé que está cerca, está en la casa y claro que no es lejos así que me relajé; me levanté de la cama y entré al baño para prepararme, al terminar salgo del cuarto y me dirijo hacia el comedor, llegué saludando a todos,
Le di un beso tierno en la mejilla a mi Luna, me separé de ella y me senté en mi lugar.
Estábamos desayunando en silencio hasta que mi luna se acercó un poco a mí.
- ¿Por qué la Nana no desayuna con nosotros? En la madrugada tampoco comió. - Preguntó inocentemente.
- Porque ya es tarde y ella desayunó temprano, y en la madrugada no lo hizo porque ya había comido horas antes. - Le respondí muy amoroso.
- Entiendo. ¿Entonces para el almuerzo si comerá con nosotros? - Preguntó un poco preocupada.
- No, ella nunca come aquí, le gusta comer en la cocina para que no la molesten ya que son sus minutos de descanso por eso no come con nosotros. - Respondí amable.
- Ok. - Suspiró inconforme, eso me hizo sonreír, me gusta que se preocupe por los demás y sea tan amigable y amorosa además de humilde, será la mejor Luna.
Después de un rato terminé de desayunar, tenía que ir a tratar unos asuntos de una manada así que me despedí de mi hermosa Luna, le di un beso en la mejilla y le dije que la vería más tarde, ella asintió y yo le sonreí, me dirigí a mi oficina, pero antes le pedí a la Nana que la cuidara por mí. También les ordené a los guerreros que cuidan la casa que la vigilaran.
P.O.V. Rocío.
Cuando el gruñón se fue terminé de desayunar, no hablaba con mis amigos ya que ellos estaban con Lia y Tyler y casi no los dejan platicar conmigo, me siento muy aburrida sin ellos, están aquí, pero a la vez no.
Salgo de mis pensamientos y me dirijo a la cocina a lavar mis platos y los del gruñón, ya que los demás no terminaban por andar de enamorados. Salí por una puerta a la derecha ya que la puerta de la izquierda lleva a la sala, salí por allí y atravesé un pequeño pasillo donde había a los lados mesas con flores y sobre ellas espejos, nada carece de lujos en este lugar. Cuando terminé de caminar por el pasillo encontré una puerta, la mitad de abajo era blanca y la mitad de arriba era de cristal, la abrí y me encontré con una preciosa cocina. Creo que ya sé cuál será mi lugar favorito de este castillo.
Después de admirar la obra de arte que tengo en frente recuerdo los platos así que me dirigí al lava trastes y comencé a lavarlos... Cuando terminé me senté en una de los taburetes altos de la isla a pensar si me dejarían cocinar y lo que podía llegar a cocinar. ¿Pero que estoy pensando, estoy secuestrada y estoy pensando en cocinar? Creo que me volví loca, pensando en eso una voz me hizo asustar, giré y vi a la Nana de pie a mi lado.
- Perdón por asustarte mi niña hermosa, veo que encontraste el lugar mágico de esta casa. - Dijo sonriendo.
- No te preocupes Nana, sólo pensaba cosas sin sentido y sí, encontré este hermoso lugar. - Contesté sonriendo como si hubiese encontrado un tesoro, pero esta cocina si es un tesoro.
- Ya veo, viendo esta cocina pareces una mamá, lo que no me cuesta nada hacerme saber que eres muy maternal. - Dijo con una sonrisa y mirándome feliz.
- Me encanta esta cocina y cocinar, obviamente van de la mano, pero lo de maternal... mis amigos dicen que lo soy porque trato a mis estudiantes como si fuesen mis propios bebés. – Repuse con una gran sonrisa.
- Te entiendo, trato a estos tres muchachos como si fuesen mis hijos propios. No pude casarme, mi pareja murió antes del matrimonio; yo era muy joven y nunca pude volver a enamorarme es por eso que no tengo hijos, solo los hubiese tenido con el amor de mi vida, pero él se fue y lo único que no perdí fue mi instinto maternal. - Confesó con una sonrisa tenue y a la vez cabizbaja.
- Perdón por escuchar eso, debió ser horrible, mis padres murieron cuando yo era bebé y me criaron sus amigos, ellos no me quieren, pero tampoco me tratan mal, aunque creo que no me extrañan y ni me deben estar buscando. - Dije empática y triste a la vez.
- No debes sentirte mal por eso mi niña, muchas personas pierden todo y aun así no se arrepienten, aunque lo que hayan perdido sea tan valioso como tú, y aquí todas las personas te van a amar, Ryder y yo te amamos. – Me animó mientras acariciaba mis mejillas, me transmitió confianza.
- Perdón Nana yo también te estoy empezando a querer, pero no puedo quedarme ese hombre me secuestró. - Dije sincera.
- Yo lo sé y no quiero sonar misógina porque no lo soy, pero no te puedes escapar de aquí, te tienes que quedar a su lado y todas las preguntas que tengas te las contestará él, yo no puedo hacerlo.
- Nana, pero...
- Pero nada mi niña. – me interrumpió - Entiende. ¿Sí? - Yo asentí resignada.
Después de eso estuvimos hablando de muchas cosas, me habló de cómo era el gruñón de niño y por lo que entendí solo había una diferencia; era más bajo, llegó la 1:00 de la tarde y la Nana iba a empezar a hacer el almuerzo, no fue antes porque desayunos tarde y nadie tenía hambre.
- Nana, perdón por cómo te hablé cuando llegué, estaba muy enojada porque ese hombre me había secuestrado y aunque esa no es justificación por haberte hablado tan grosera, perdóname por favor. - Me disculpé juntando mis manos, lo más sincera posible y llena de culpabilidad.
- Eso ya pasó mi niña, te entiendo y no estoy enojada o resentida por eso. ¿Bueno? - Yo asentí. - No tengo nada que perdonarte. - Dijo muy amable.
- Está bien Nana, gracias. - Ella negó y yo le di un abrazo. - Te ayudo a cocinar. - Ella me dio espacio para que la ayudará. - Nana, ¿Por qué, Lia, Tyler y el otro gruñen? - Pregunté muy curiosa.
- Eso es algo que también te contestará Ryder, y ahora ve a su oficina por favor. Dile que ya casi estará el almuerzo y tranquila, sé que no quieres ir, pero él no te hará nada. ¿Bueno? - Yo asentí dudosa.
- Está bien. ¿Pero y el almuerzo? Te quiero seguir ayudando. - Pregunté casi implorando.
- Nada, ya casi está y yo puedo sola, no soy tan anciana. - Dijo graciosa y fingiendo estar ofendida.
- No Nana, perdón no me refería a algo así pero ya voy a avisarle. ¿Sí?
Ella asintió con una sonrisa, yo se la devolví y me giré para salir de la cocina e ir a la oficina del gruñón.
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Mía Para Siempre, Mi Luna. (En Edición)
WerewolfRyder es el Rey Alfa de la manada Gray Moon, la cual es la más antigua de todas, conocida por su fuerza y valentía, además de la fama de ser sádica y despiadada. Él aun no encuentra a su mate. Rocío es una maestra de kinder tierna y maternal quien e...