Capítulo 91

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Narro yo.

Poco tiempo pasó y ya es el cumpleaños número dieciocho de William, ahora todos están reunidos en su fiesta.

- ¿Dolerá?

Preguntó William a su papá.

- Horrible, pero lo soportarás, cómo yo.

Dijo mientras le daba un abrazo  y un beso a su cachorro.

Él le sonrió a su papá. Y llegaron Rocío y Elizabeth.

- ¿Estás tranquilo mi bebito?.

Preguntó Rocío muy tierna.

- Sí mami.

- Sólo espero qué no te duela mucho.

- Tranquila nena, dolerá lo que tenga de doler.

Dijo Ryder y ella asintió inconforme, no se separó de su hijo, nadie lo hizo así que la familia siguió unida hasta esperar la hora anhelada.

- Ya es hora. Vamos al bosque.

Dijo Ryder.

- Vamos mi amor.

Dijo Rocío tomando de la mano a William.

Los cuatro salieron del salón de fiesta dejando allí a los invitados, se adentraron al bosque, esperaron un poco, la luna llena que iluminaba ya estaba en su punto más alto dando a entender qué eran las 12:00 A.M.

P.O.V. William.

Estaba con mi familia en el bosque, cuando ya dió la hora de mi transformación, sintiendo una corriente de electricidad y luego un dolor inquebrantable, sentía que mi cuerpo quedaría en cenizas, no soporté y me tiré al suelo

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Estaba con mi familia en el bosque, cuando ya dió la hora de mi transformación, sintiendo una corriente de electricidad y luego un dolor inquebrantable, sentía que mi cuerpo quedaría en cenizas, no soporté y me tiré al suelo.

Quería que parara pronto.

- Tranquilo cachorro, no lo contengas, déjalo fluir.

Habló mi papá tranquilo.

Pues si quiero ser cómo mi papá debo soportar esto con honor, no lo voy a retener o actuar cómo un cobarde, me incorporé. Aún con mucho dolor y seguí esperando y soportando.

- Así cachorro.

Dijo y asentí, tener a mi papá aquí me hace sentir muy bien.

De pronto el dolor incrementó y pude sentir cómo mis huesos se deformaban, después escuché cómo se rompían, mi ropa se rompió y de mis labios salió un gruñido, algo me empujó y ya estaba posicionado en cuatro patas negras por lo que vi.

Me sentía enorme y grande, me estaba acostumbrando cuando escuché una voz firme y grave en mi cabeza.

- Hola William, yo soy Kay, tu lobo, estaremos juntos de ahora en adelante.

- Hola, ¡¡esto es genial!!. Oye...

- Si.

- Sientes a nuestra mate.

Mía Para Siempre, Mi Luna. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora