Capítulo 30

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P.O.V. Rocío.

Despierto por unas pataditas en mi vientre, lo acaricio enterándome que mi bebito tiene hambre, sonrío ya que cené mucho ayer y ya tiene bastante hambre, me levanto y le doy un beso a mi hermoso gruñón, camino lento y entro al baño... Preparo la bañera y compruebo que al agua estuviese tibia, cuando consigo la temperatura correcta me levanto con cuidado del inodoro, intento quitarme la ropa cuando escucho una voz muy ronca y sexi.

- ¿Por qué no me pediste que te ayudara? - Doy la vuelta y lo veo serio apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho, ahora debo utilizar todas mis palabras de amor posibles para que no se enoje.

- Ya mi amor, no te enojes. ¿Sí? Estabas dormido, además sólo estoy embarazada no enferma, estoy bien. – Le digo con voz suave.

- Cómo sea, creí dejarte claro que yo te ayudaré siempre. – Dice medio enojado.

- Está bien mi amor. - Le digo tierna mientras le sonrío, doy la vuelta y vuelvo mi vista a la bañera.

- Mmm, tu trasero cada vez está más lindo. - Dice pervertido mientras escucho quechasquea la lengua.

- No seas pervertido y deja de decir esas cosas, mi bebito te va a escuchar, dijiste que me ayudarás

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- No seas pervertido y deja de decir esas cosas, mi bebito te va a escuchar, dijiste que me ayudarás. ¿No?

- Si, ya voy. – Dice con una sonrisa coqueta.

Siento que se acerca a mí y quita mi ropa provocando pequeñas risitas en mí, de verdad cree que no puedo, saca mi buzo y se queda sin hacer nada por un rato hasta que siento sus enormes manos en mi trasero.

Siento que se acerca a mí y quita mi ropa provocando pequeñas risitas en mí, de verdad cree que no puedo, saca mi buzo y se queda sin hacer nada por un rato hasta que siento sus enormes manos en mi trasero

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- Amor. ¿Qué haces? Se supone que me voy a bañar.

- Si, sólo tienes algo aquí. - Dice aun tocando mi trasero. - Es que es muy bonito, redondo y...

Lo interrumpo. - Y nada, ya deja de tocarme y ayúdame a entrar a la bañera.

- Ash, está bien. – Dice enojado, pero solo un poco.

Me quita la camisa y me toma suave para acostarme en la bañera, limpia mi piel dando suaves masajes en mi vientre y en todo el cuerpo con la esponja de baño... Terminamos, lo veo y sonrío ya que parece que el que se bañó fue él ya que está lleno de espuma. Me saca con delicadeza de allí y me ayuda a vestirme.

Mía Para Siempre, Mi Luna. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora