Ryder es el Rey Alfa de la manada Gray Moon, la cual es la más antigua de todas, conocida por su fuerza y valentía, además de la fama de ser sádica y despiadada.
Él aun no encuentra a su mate.
Rocío es una maestra de kinder tierna y maternal quien e...
•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°• Dos semanas después. •°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
P.O.V. Rocío.
He cumplido cuatro meses de embarazo, mi vientre es del tamaño de siete meses humano, aunque más grande, en un mes más nacerá mi príncipe y previo, claro, será su tercer y último ultrasonido.
De verdad estoy muy, muy emocionada, Ryder sigue igual o cada vez peor, está loco, es posesivo, sobreprotector y obsesivo, tanto que él mismo decora el cuarto de William y no me dejará verlo hasta que nazca. Ahora me estoy preparando para que me tome unas fotos ya que es otra de sus locuras.
Termino con todo y camino con cuidado tomando mi vientre desde, llego donde Ryder.
- ¡Estas hermosa, mi amor! – Dice feliz y dándome un beso, se arrodilla para darle otro a mi pancita.
- Gracias cielo.
- Bien quédate aquí. - Me lleva a un pequeño estudio con un fondo del mar.
- Y ahora pon las manos en William. - Sonrío por lo que dice y hago lo que dijo. Sonríe y comienza a tomarme fotos a discreción haciendo imposible llevar la cuenta, solo sé que toma muchas fotos.
- Saliste más que hermosa, cariño, mira. - Me muestra una foto, veo su rostro y se nota la felicidad que emite.
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- Es muy hermosa ¿Pero ya me puedo quitar este vestido? – No quiero arruinarle su felicidad, pero toda la ropa es particularmente molesta ahora.
- Está bien amor, pero con cuidado y si no puedes me dices y te ayudo. – Dice tranquilo mientras de reojo ve las fotos emocionado.
Yo asiento y voy al nido. Con mucho trabajo me quito ese vestido y me pongo ropa cómoda, me acuesto sobre la cama, justo siento que mi pancita comienza a tornarse dura sacándome gestos de dolor, quiero hacer algo, pero justo a tiempo llega Ryder.
- Ci-cielo. ¿Me ayudas? Mi pancita me duele y esta dura. – Le digo con dolor, apenas me da tregua para pronunciar las palabras.
- Ya voy mi amor. – Dice rápido.
Se acerca a paso veloz y pone suavemente sus manos en mi pancita y cómo siempre volvió a estar suavecita al tacto de Ryder, él sonríe al sentirlo volver a la normalidad.
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