Ryder es el Rey Alfa de la manada Gray Moon, la cual es la más antigua de todas, conocida por su fuerza y valentía, además de la fama de ser sádica y despiadada.
Él aun no encuentra a su mate.
Rocío es una maestra de kinder tierna y maternal quien e...
Después de un tiempo William suelta mi pecho y comienza a llorar, tenía tanta hambre que terminó rápido y parece que sigue teniendo hambre. Cubro mi pecho y saco el otro, acomodo a mi bebé de ese lado y vuelve con su comida... Después de un rato termina y como la mayoría de las veces dejó ambos pechos vacíos.
Lo dejo en mis piernas, le doy palmaditas en la espalda y eructa.
Bajo con él a la sala, lo quería dejar en el corralito, pero se aferra a mí y comienza a llorar, al parecer está mimoso. Lo vuelvo a tomar y me siento en un mueble con él.
Pasaron unos diez minutos y veo llegar a Ariana y Daniel con sus bebés, los dejan en el corralito y ellos se sientan junto a mí.
Hablábamos un rato y llega la hora de la cena, nos levantamos y claro que yo voy con mi koala, nos sentamos en el comedor y nos traen la cena.
Terminamos y ahora si podríamos dar comienzo a nuestra pijamada, solo hay que dormir a los bebés.
- Ok, chicos hay que dormir a los bebés y podemos comenzar con la pijamada. – Les digo emocionada.
- Si, bueno yo voy a dormir a Tyler. – Dice Ariana levantándose.
- Si, yo también iré a dormir a Daniel. – Daniel copia su acción.
Yo asiento y vamos a la sala, tomamos a nuestros bebés y subimos las gradas, ellos entran a sus cuartos de siempre, que quedan en el segundo piso del castillo, y yo me dirijo a mi cuarto, qué queda en el último piso, allí no hay más cuartos de invitados, ya que este piso es solo para Ryder y ahora para William y para mí. Entro al cuarto de William, lo acuesto en el cambiador, le quito toda su ropita, lo limpio, le pongo cremita para rozaduras, talco, el pañal, su camisa de fondo y su pijama.
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Lo tomo suavemente y prendo el móvil de la cuna que tiene grabados la voz y sonidos de Ryder, mi bebito se emociona pensando que su papá ya ha llegado, recorre la habitación con su vista para después llorar al no encontrarlo, eso me pone triste... Me siento en la mecedora, lo siento en mis piernas y le doy masajes en su cabecita y espalda, le pongo un chupete y él se concentra en escuchar el móvil... Después de un rato ya no escucho más llantitos y tampoco se mueve mucho, compruebo y ya está profundamente dormido.
