12. 𝙷𝚎𝚛𝚒𝚍𝚘, 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚝𝚊𝚖𝚋𝚒é𝚗 𝚍𝚎𝚛𝚛𝚎𝚝𝚒𝚍𝚘

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No fui esa noche, no era buena idea acudir de sorpresa; mucho menos conducir la moto si estaba tan borracho que Jackson tuvo que venir a llevarme a la guarida de la manada y Hax tuvo que hacerlo con Jade. Pasé de estar de un humor terrible a que todo me diera igual. No importaba si él sabía o no lo que significaba que un lobo como yo te diera la oportunidad de escalar un podio de humanos favoritos, no importaba que tanto yo como Jade acabáramos tirándonos agua de madrugada —yendo sólo con la ropa interior puesta— a principios de febrero y a una temperatura de 2° en un lago apartado de la ciudad, no importaba que le estuviera dando una perorata de temas inconexos al pobre Jackson dentro del coche mientras escuchaba de vez en cuando; y tampoco importaba al día siguiente que la resaca me pegara tan fuerte que tuve que soportar a mi Alfa gritarnos —a las dos manos y a los tres Betas— en su despacho sobre algo que no escuché.

Lunes, martes y miércoles fueron días de ajetreo desde primera hora de la mañana hasta el crepúsculo para preparar todo El cortejo, el cual sería el viernes. Todos arrimamos el hombro de una forma u otra para demostrar que éramos útiles y no unos perezosos que lo quería todo regalado. Las cajas con licores se amontaban hasta formar una montaña que luego fue cubierta y encadenada para evitar robos; el terreno junto a la gran carpa se colocó en el lugar que se planificó; la banquetería se encargó el lunes y el viernes todo estuvo listo. Los lobatos recibieron la venganza que les debía al ser un día perfecto (encerrados en el subterráneo, con las manos a la espalda con grilletes, durante un doce horas por ser todos unos completos vagos). Los descansos eran más escasos que las llamadas que recibí durante esos tres días; y finalmente el viernes disfrutamos todos de un Cortejo bastante interesante.

A Jade le tiraron la caña un par de veces algunas lobas, pero él fue lo bastante inteligente decir que « él no estaba en el menú » para creerse muy gracioso y arrancar algunas risas. También lo intentaron conmigo y recibieron una gélida indiferencia que a muchas les pareció molesta; sólo a las más cabezotas se les tenía que echar con la frase correcta. Jackson tuvo que ser auxiliado por mí porque el pobre se quedaba en blanco, así que mi atención tuvo que ser doble y con ello aumentar mi cansancio generalizado. Pyro, al ser el primer Beta recibió muchos halagos por su buen aspecto pero ninguna ligó con él porque ya él mismo expresó que « era demasiado viejo para jugar con lobas tan jóvenes y hermosas ». Al que se le vio poco fue a Khayan, segundo Beta que generalmente pasaba más tiempo que nadie fuera de la guarida.

Khayan era esa clase de lobo que, cuando lo observabas, pensabas que era terriblemente hermoso... hasta que lo veías ligar y ya se te iban las ganas. Era un auténtico donjuán que podía estar ocupando varios humanos al mismo tiempo a lo largo de la noche, y ni siquiera tenía que hablar demasiado. Pelo de un castaño claro como Jade, ojos negros como Jackson y tan pálido como lo sería Malik, grande y un poco gordo. Nunca entendí cómo podía ser un lobo tan popular, incluso en la juventud podía recordarlo con una pronunciada barriga no muy exagerada que gustaba a muchas mujeres.

¿Y esos pajeros descerebrados? No vino ni uno, quizás porque comprendieron que yo era el « Rey de escarcha » en mis torturas y no era buena idea tentar a la suerte. Lento, paciente, aparentemente inocente... pero capaz de dejarte marcas rojas en la piel.

Fue ahí cuando comprendí que así tendría que funcionar, volver a ser yo y restarle importancia a ese comportamiento tan extraño por parte de Ewan. No me había llamado ni una sola vez.

Quizás no era tan importante y él sólo era un mocoso ingrato.

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—Cherry es muy guapa. —Eso es lo que me dice Jackson cuando entro por la puerta del copiloto. 

Desde que pasó lo de la borrachera improvisada con Jade, ha estado un poco más observador que de costumbre y silencioso mientras estábamos en la guarida. Quizá esté preocupado por mí, pero ya le he dicho muchas veces que estoy bien

𝕽 o w e n [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora