71. 𝙽𝚘 𝚍𝚘𝚖𝚒𝚗𝚊𝚛á𝚜 𝚊 𝚁𝚘𝚠𝚎𝚗, 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎ñ𝚘

233 35 8
                                    

Algo que hay que saber de mí, es que yo entrené a Jade desde que era un lobato egocéntrico y desconfiado, y todo a base de mentiras. Los lobos podemos ser unos completos manipuladores de cuidado si con ello nos salimos con la nuestra. A mí de normal no me hace falta, digo lo que pienso y si a alguien le escuece no es culpa mía; sin embargo, hay una línea que no hay que cruzar conmigo y es la de la manipulación. Puede que tarde en descubrirte, puede que me equivoque en mis primeros pasos... pero créeme que cuando te pille que has intentado joderme lo vas a lamentar. Lo sabrá Pyro en su momento, lo comprobó Theo varias veces, Dalton no se salvó en mis primeros años en la manada... Y estos días van a ser el turno de Dante. ¿Engañarme a mí con su Celo Secundario? 

Ingenuo....

Soy más viejo que él, más inteligente, más hijo de puta, conozco las flaquezas tanto de mis amigos como de mis enemigos... y soy el más rencoroso de la manada que perteneció a Dalton. El número uno. Hasta mi ex-jefe lo sabía y aun así jugó conmigo, saliéndole muy cara mi ausencia.


Preparo un café especial para Dante, en varios sentidos, porque ya tengo asegurado por Kaya que esta semana no iremos a trabajar. Lo primero que hago es echar un 40 ml de whisky de la petaca que le robé al tipo de la pedrada, me niego a echarle azúcar como le tocaría a este café y luego le echo la medicación que me pasó anoche Ewan cuando fui al baño. Según sus palabras deberían tumbar a un caballo, pero con un lobo en su víspera de Celo cualquier cosa me espero. Lo mezclo bastante bien para que no se note ni un mísero grumo y con la máquina pongo un espresso Catunambú —y por eso adoro tener cafés variados, no sólo para las visitas invisibles—, después cuando pita la máquina lo echo encima del alcohol con « sorpresa » y lo finalizo arrancándole la nata a un trocito de tarta porque no tenemos bote. Finalmente me hago el mío con una taza normal y me giro para ver que Dante me observa.

—Buenos días, muchachote —le digo alegremente, respondiéndome él con un deje bobo y los ojos brillantes. El gris está comenzando a aclararse, así que no tengo mucho tiempo—. Te he preparado un café irlandés con un toque especial.

—¿Especial? —pregunta, saliendo del sofá para irse directamente a mi espalda para pegarse, haciéndome notar la erección peor que los días anteriores. Es jodidamente incómodo—. ¿Por qué es especial? —dice de seguido, apoyando su cabeza en mi hombro a la vez que me abraza para no separarse. 

Es instintivo que haga esto, a sabiendas de que no debería de hacerlo. Ayer le dediqué tanta atención que, mentalmente, ya habrá recreado la idea de que durante tres días voy a ser la parte pasiva y le permitiré que todo ese instinto, que se reserva para esos tiempos, no sea recriminado de ninguna forma. Se equivoca. No es la primera vez que Dalton me ha mandado controlar a Liam en pleno Celo o a Blue, siendo este segundo mucho más escurridizo de lo que parece pese a ser tan grande. Hay que jugar con lo que tienes, hacerles que bajen la guardia.

Dante me preguntó ayer si estaba enfadado. ¿Enfadado porqué quisiera vengarse utilizando su propio Celo contra mí? No, ¿cómo voy a enfadarme? Este café tan especial es un regalo por ser tan blandito y darme la oportunidad de que me dé por el culo.

Esto es sarcasmo, por si no ha quedado claro.

—No puedo contarte el secreto, Dante, pero es un café que sólo los mejores lobos toman antes de sus Celos —le digo en un tono tranquilo y tomando mi vaso. Me estoy repitiendo mentalmente que eso no entrará en mí, no lo voy a permitir jamás—. Ahora coge tu vaso, bébetelo todo y no dejes nada o no te lo volveré a preparar.

—¡Me lo tomaré, lo prometo! —exclama, apartándose para tomarlo e irse pitando al sofá, donde obviamente es el objeto que más huele a nosotros dos.

𝕽 o w e n [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora