Releo la carta de Dalton en sofá una y otra vez, mientras Dante y Ewan están paseando por el distrito haciendo sus cosas. Ordené que lo hicieran, necesitaba tiempo para mí y me encerré en banda cuando el pelinegro se opuso. Me importó una mierda y señalé la puerta.
No estoy pensando en volver a Tennessee, ya que hasta verano no podemos dar el contrato de trabajo por finalizado. También necesito volver a crear hilos nuevos para que los futuros planes, aquellos que me garantizan una vía fluida de territorio, sean positivos y el margen de error sean menores. Aun así estoy dándome cuenta que tengo que sacrificar muchas cosas si quiero ganar otras, porque así ha sido desde entonces: Dejé atrás mi vida, mi guarida, a mi familia, mi trabajo... lo dejé todo por amor. Pero este amor es extraño. Ewan me quiere en todas sus formas, aunque siendo tan libre que mis dudas sólo son respondidas con estímulos físicos.
Lo sé cuando me mira, cuando me toca, cuando me besa, cuando me abraza... Es sincero. Sin embargo, mientras observo a otras parejas percibo que las cosas son mucho más distintas de lo que pensé. No estamos todo el día pegados como tanto me gustaría, salimos solos en raras ocasiones, las fotografías que nos tomamos a modo de recuerdo muchas veces incluyen a Dante. ¿Qué clase de idea tiene Ewan sobre lo que es una relación?
Niego con la cabeza mientras vuelvo a guardar el mensaje dentro del sobre. Camino hasta meterme en la habitación, escondiéndola en el falso fondo donde guardo parte de mis cosas personales: carta, dinero, cajas de balas para mi pequeña Mimi, la pulsera de mi amor eterno que temo que vuelva a romperse, el PEN con mucha información de la manada (incluida la información de Ewan) y un puñado de cosas mezcladas en una cajita. Cierro la puertecita de madera, pongo el primer y segundo fondo para que no se note, y cuando está todo guardado vuelvo al salón para observar la maceta que hay en el balcón.
Varias flores de aster, un puñado de caléndulas y un par de cártamos. Las entró Ewan ayer y, Dante, directamente observó la maceta del mismo modo que hubiera visto una serpiente de cascabel, bufando y sacudiendo su cola para avisarnos que van a atacarnos. Tembló como una hoja en el sofá, abrazándose a sí mismo y los gruñidos se le escapaban hasta sonar como un completo mocoso insoportable. Realmente este tema va a ser una fobia a este paso, sólo hay que ver su forma de reaccionar.
Yo sólo estoy confuso. No es un mensaje de ataque, amenaza o exigencia... sólo son un puñado de pensamientos que se entremezclan pero que no dicen nada si están juntos. Los cártamos hablan de la tolerancia, y como son muchas flores, podríamos decir que quien nos envíe esto está diciendo que lo que soporta es algo duro; las flores de aster significan muchas cosas (fidelidad, sabiduría, lealtad... pero también "un corazón que confía"). Finalmente, las caléndulas es lo que más me aturde. Pasión, creatividad, crueldad, pena, celos y felicidad. Todo eso es un mejunje en sí solo, lo cual no casa bien con las otras dos. ¿Qué clase de mensaje es lo que intentan transmitirnos?
Fíjate en los pequeños detalles...
Libertad...
Azar...
Cuanto más pienso en buscarle un significado a todo, menos sentido tiene. Sacudo la cabeza, me hago un moño desenfadado y me voy a por la guitarra para ver si la música me calma.
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—¡Te dije que esa chica quería tu número! —brama Ewan en medio de la comida, agitando después el tenedor que señala a Dante—. ¿No viste lo decepcionada qué se quedó cuando nos fuimos?
—Creo que fue porque dejaste poco dinero extra para ellos —opina, llevándose un puñado de macarrones a la boca—. Yo también me pondría triste si el cliente me diera sólo cinco dólares después de lo que comimos.
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𝕽 o w e n [También en Inkitt]
Kurt Adam[Libro 1] Ser la mano izquierda de tu Alfa es un honor que no todo lobo puede llevar sobre sus hombros, pero es aquello a lo que muchos aspiran alcanzar en algún momento de su vida. Dicen que ese rango especial es lo más cercano a la perfección, al...