55. 𝙴𝚜 𝚊𝚕𝚐𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚍𝚊 𝚖𝚞𝚌𝚑𝚘 𝚖𝚒𝚎𝚍𝚘

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Lo primero que te dicen, cuando preguntas « ¿Qué es el Celo? », los humanos te darán una versión totalmente egoísta y errada de lo que hay detrás. Te van a contar que nosotros, los lobos, nos comportamos como auténticas bestias sexuales durante días; estamos hambrientos de sexo y sedientos de placer. Te van a decir que no es para cualquiera, pero una vez vives uno los demás serán igual de excitantes y explosivos. Te van a comentar que es delicioso, que es una fantasía que no se iguala a ninguna película porno triple equis. 

Sólo hablarán de eso: Un lobo con la polla tan recta como una barra de pan que te la meterá durante días, intermitentemente, hasta que todo termine y tengas que volver al ritmo que llevabas antes con tu lobo feliz en su guarida. 

¿Pero alguna vez le has preguntado a un lobo cómo vive su Celo Principal

No lo has hecho. Seguro que ni siquiera te lo has preguntado, porque otros ya te han dicho lo que se supone que pasa. Pero gran parte de ello es mentira. Eso es una puta mentira de mierda que se han inventado un puñado de fans y conspiranoicos. ¿Y sabes qué es lo más triste de todo? Que crees que lo disfrutamos, porque nos ponemos blanditos y bobos en nuestro pre-Celo con nuestros humanos. ¿Pero qué les pasa a aquellos que no tienen humano? ¿Y si el humano les deja en su víspera del Celo antes de empezarlo? ¿Y si su humano está demasiado lejos para poder suplirlo? ¿Y si humano muere?

Yo te resumiré en una frase lo que sentimos todos los lobos: Es algo que da mucho miedo.


Al principio te sientes completamente extraño y notas que tu temperatura regular no se amolda como ocurre de normal, se descontrola. Ardes y de golpe sientes que te congelas; o quizás estás helado y te da pirexia. Después, poco a poco, vas perdiendo todos tus sentidos porque se van apagando, del mismo modo que una bombilla que está apunto de dejar de ser útil: Comienzas haciendo movimientos bruscos y tu oído lo notas raro; sonidos que no deberías de sentir suben y bajan su intensidad, las voces se vuelven un vaivén y tu propia voz la oyes diferente hasta que comienzas a asustarte. Te sientes cansado, los músculos te empiezan a arder, a pesar, y al mismo tiempo van hinchándose —tu cuerpo se agranda, sólo en esa etapa— hasta que te transformas en una muralla de músculos y huesos agrandados, protegiendo sus propios órganos.

Vuelves a sentir miedo. 

Tienes miedo de que te dé un ataque, de que un pulmón salga ardiendo en cada bocanada de aire o que tu garganta se cierre hasta que se te corte la respiración. Pierdes el sentido del gusto, seguido de una parálisis sensorial en toda tu estructura nerviosa y procedes a experimentar algo similar al CIP (analgesia congénita). 

Vuelves a tener miedo, es la tercera vez que lo experimentas y no vas a poder pararla. Lo sabes y te angustias, padeces de que puedas matar a tu compañero en algún momento y tu miedo va dando paso al terror.

Para cuando quieres darte cuenta todo comienza a dejar de tener sentido: Sabes que estás en una zona segura, pero tienes miedo; sabes que estás cachondo, pero estarlo te hace daño; sabes donde estás, y de repente... desconectas de tu realidad. Tu mente se va a alguna parte.


Y ahí estoy yo durante el proceso, esa diminuta bola de cordura rodeado de una absoluta oscuridad en la que no se ve obviamente nada, y tampoco se oye. Es enloquecedor. No puedes ver tu cuerpo, ni siquiera lo sientes. Eres como un fantasma que se desliza en la nada mientras el cuerpo está actuando con una misión que no va a ser suspendida de ninguna manera: El control, la rabia y el terror es lo que lo guía para que esos días sigan una rutina en la que cada lobo dura más o menos tiempo entre descansos. 

Sólo quieres que pare y deje de quemar, que deje de doler, que el miedo se marche y que el instinto primario satisfaga su hambre voraz. 

¿Y qué hace la conciencia? Nada. Espera. El concepto del tiempo no importa, los deseos que tienes al respecto tampoco y la opinión es inexistente. Casi podría decirse que tienes el mismo mecanismo que una medusa en el mar: no tienes cerebro sólo te dejas llevar hasta que, en algún momento, el mar te deje varado o consigas alcanzar algo que te haga sentir sitiado. 

𝕽 o w e n [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora