Mi mente es un océano de imágenes difusas y un fondo negro a modo de túnel, las cuales no puedo alcanzar aunque estire mis manos para percibir sensaciones. La oscuridad no es más que bruma. Se interpone en mi camino y yo la atravieso conforme camino, sin escuchar a duras penas nada más allá de gruñidos necesitados y voces humanas. No las entiendo, no sé si esto es un sueño; a veces creo que vuelvo en mí y me vuelven a empujar hacia el fondo del mar hasta que se transforma en bosque.
También corro, dudoso.
Los olores son mí guía mientras me desplazo de un lugar a otro. Todo huele a mí, como si estuviera en mi habitación, y la manzana caramelizada me arranca gemidos en cuanto siento las caricias. Hay calor en cada porción de mi cuerpo, hay deseo cada vez que me acerco a una imagen antes que desaparezca y salgan otras más. Son lejanas, se alejan de mí, pero en ningún momento veo nada que no sea Ewan en múltiples escenarios: Una de ellas es durante el callejón, donde reconozco ahora su cuerpo a la perfección. Es hermoso. Tiene el pecho estrecho y pequeño, aunque superficialmente tonificado, del mismo modo que lo tendría un lobato; las piernas, aunque son largas, están fuertes y de ahí que sus patadas hagan mucho más daño que sus puños. Veo interés en aquella mirada verdosa, el brillo pícaro que le hace preguntarse si yo soy un hombre muy grande o algo distinto. Lo sopesa, me mira, y finalmente toma la decisión haciéndome pensar que sólo será un polvo más.
Las zonas se alternan de nuevo conforme me acerco a las densas y difusas imágenes: El club con Jade, la mirada de antes de irse del descansillo, cuando ve que como todo lo que me da, los pequeñas sonrisas cuando me escucha ronronear, sus cejas fruncidas cuando peleamos, las caras de placer cuando estamos de cara en la cama y me regala la sumisión sólo en ese momento de privacidad, cada brillo travieso y maliciosos cuando la locura trasforma el bosque tranquilo en una selva tropical y el huracán se aproxima, el movimiento de sus manos sobre mi piel con connotaciones aleatorias, los besos castos, los besos cariñosos, los besos pasionales... Y también los cambios bruscos de actitud, como si la posibilidad de darme algo en concreto le hicieran tener miedo y por ello da un paso hacia atrás.
Calor.
Deseo.
Necesidad.
Felicidad.
Una estúpida felicidad que me dan ganas de sonreír en cualquier momento cuando su imagen aparece en mi mente y sé, de alguna forma, que ese conejito de ahí es difícil de cazar y únicamente tiene el interés de este lobo que ha instalado la guarida para tenerlo a tiro. No es un capricho, sino curiosidad. Quiere saber lo que es tener a un enorme lobo muy feliz a su vera, colmándolo de lujuria cuando me mande la señal, dándole un cariño que le regalo porque mi corazón retumba de dicha.
Soy un lobo estúpidamente feliz, pero ahora más. No sé por qué. Es como si, el simple hecho de tenerlo cerca, enviara una orden a mi cerebro y todo mi cuerpo reaccionara al mandato sin rechistar en ningún momento. Instantáneo, natural, recíproco.
De repente despierto.
Mi boca está terriblemente seca y tengo tantos sabores que no estoy seguro de reconocerlos todo. Hay un superficial toque dulzón en algún lugar de mi lengua que me hace relamerme, percibir que mi lengua es dolorosamente rasposa... y después sangre. El sabor metálico es lo que me hace fruncir el ceño por la confusión, ya que aunque sí es normal que hagamos eso durante nuestros Celos, esto es distinto. Es más intenso. Casi parece que la he obtenido hace relativamente poco, pero sigo desnortado en la cama. Estoy desnudo, apesto a tantas cosas que prácticamente ni me sorprendo, y también noto una acentuada felicidad que no sé de dónde proviene. Es agradable, como si el sol del medio día me estuviera rozando la piel con sus rayos para que me arrancara el frío en todos los rincones.
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𝕽 o w e n [También en Inkitt]
Werwolf[Libro 1] Ser la mano izquierda de tu Alfa es un honor que no todo lobo puede llevar sobre sus hombros, pero es aquello a lo que muchos aspiran alcanzar en algún momento de su vida. Dicen que ese rango especial es lo más cercano a la perfección, al...