—Jade... deja de bromear, no te voy a pasar ninguna puta gilipollez —le advierto en un tono duro, viéndole al otro sentir ofendido por la desconfianza—. Ewan no...
—Es un jodido Número, Rowen —pronuncia muy lentamente, como si sufriera algún problema de audición—. Hay tres más como él. Yo me enteré hace pocos meses, porque el único que sabía de este tema era Dalton y El Consejo.
Dante carraspea para llamar nuestra atención, a lo que ambos cruzamos el ceño al ver que se encoje un poco.
—Eh... Rowen dijo que esos número o como se llamen son lobos —murmura—. Ewan es humano, ya que no tiene olor a lobo de ninguna clase. Hasta un cachorro huele más que él.
—Es correcto, Ewan es humano —confirma Jade, moviendo a duras penas la cabeza—. Sin embargo, sería demasiado obvio que nuestra Élite fuera formada únicamente por lobos, ¿no creéis? ¿Quién puede imaginarse que hay humanos que han sido entrenados para ser topos?
Desgraciadamente tengo que darle ahí la razón a él. Los humanos dentro de las manadas tienen unas labores obligatorias, ya que el espionaje es cosa de nosotros y de nadie más. Es un entrenamiento muy estricto, con una conducta severa, y puede llevar años de entrenamiento... Pero eso no responde a muchas de mis preguntas. No puedo preguntarle todas de golpe a Jade porque puedo estresarlo, y si lo estreso no responderá nada; así es él.
¿Entonces me ha mentido en todo este tiempo? ¿Nunca me ha querido ni una sola vez? ¿Fue falso cada beso, abrazo, mordida y frases que me hacían feliz como un auténtico gilipollas?
Estoy confuso. Ahora confuso, herido y triste; y lo peor es que Dante lo está notando con solo verme la cara, a lo que me ofrece un apretón en la mano que me hace levantarla. Seguro que percibe que me brillan un poco más por la tristeza, pero no voy a llorar, demasiado orgulloso para permitirle a Jade ver una lágrima mientras nos observa en silencio por un par de minutos.
—Fue entrenado por Número Uno —dice Jade muy serio, para acotar—: En persona. No sé mucho más de ese tema, sólo lo que Dalton me ha permitido saber y compartir contigo, porque a estas alturas mereces saber que tu conejito blanco en realidad es negro.
—¿Hasta dónde me has mentido, Ewan? —susurro conforme agacho la cabeza. Miro la mesa de madera con el borde de las bolsas, los restos de quien hubiera comido aquí y también marcas con algún objeto afilado.
—No fue entrenado para matar, Rowen —se saca un cigarro de la pitillera y lo lleva a su boca. Lo prende, observándome por el borde inferior de los ojos, y luego suspira para lanzar el humo—. Ewan es un informante, pero es muy caprichoso y muchas de las actitudes que ha tomado no le han gustado a Dalton.
Ewan no es quien crees que es.
Ewan no es el correcto.
Ewan no es lo que mereces.
Los humanos pueden llegar a ser mejores mentirosos, si nosotros lo permitimos.
No era cierto que "no tuviera pruebas" es que en realidad "no podía enseñármelas" porque sabía que no lo iba a tomar enserio, ya que eso desmontaría todo aquello que estaba ocultando. No podía decírmelo porque cometería alguna estupidez por amor, estropearía todo el trabajo de Ewan y todo se volvería un caos.
Eso genera más preguntas: ¿Qué investiga? ¿A quién? ¿Por qué?
—¿Qué estaba investigando Ewan? —pregunto con voz ronca. Casi parece que me cuesta hablar al estar concentrándome en no entrelazar el pánico y el enfado con el dolor. Debo ser neutro, gris.
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𝕽 o w e n [También en Inkitt]
Werewolf[Libro 1] Ser la mano izquierda de tu Alfa es un honor que no todo lobo puede llevar sobre sus hombros, pero es aquello a lo que muchos aspiran alcanzar en algún momento de su vida. Dicen que ese rango especial es lo más cercano a la perfección, al...