Liam me hace la señal con los faros del coche para que salga de mi escondite, ya que la policía ha pasado de largo y se ha tragado el cebo que preparamos días atrás. Es el problema de tener trabajos como este, el tener que trasladarnos de un estado a otro con droga camuflada en los lugares más inhóspitos, pero lo más incómodo de todo es que tiene que oler a nosotros para que ningún perro entrenado la halle con el olfato. ¿Peor que eso? Muchas de esas personas están tan mal de la cabeza por dicen gilipolleces como « Es perfecta. Te relaja y empalma al mismo tiempo, por eso es tan popular ». Popular esa porquería... con nuestro olor...
A veces no sé si mi trabajo es repugnante o insultante.
Cada vez que tengo que impregnar más de una cuarentena de bolsas con mi aroma, me siento asqueroso e infiel. El olor es mío, les pertenece a mis humanos, no a un puñado de subnormales morbosos y fetichistas que no les importa soltar billetes de tres cifras por una tonta bolsa del tamaño de un plátano.
Todo lobo lo sabe, pero también admite, que es el tercer trabajo mejor pagado y que la manada necesita mucho dinero para que todo esté operativo —el primero es el asesinato, el segundo intercambiar información valiosa—. Cuanto más grande es el territorio, más problemas genera y necesidades necesita. El Garden, ya de por sí, requiere mucha atención porque mi Alfa quiere que todos los huérfanos tengan todos los beneficios que no han tenido en su vida. Los mima, los cuida desde la distancia y a punta de talonario, porque no puede ofrecerles un hogar amoroso como él mismo quiere ofrecer. Las crías son su prioridad, después le sigue lo demás. Quizá esto se debe a que Mery siempre que está con ellas se siente la mujer más feliz del mundo y esperan el momento adecuado para tener su propia cría.
Yo no quiero niños. Jamás.
Entre ir a Eldon (Misuri) y volver tardamos dos días. Liam dio la idea de visitar uno de los locales de lobos para recoger información nueva, pero yo terminé negándome. Hacía poco que su cambio había finalizado y sus emociones seguían un poco inestables, lo que había una posibilidad de error y yo sólo aceptaba la perfección. Y como es obvio se enfadó, bastante, e incluso me retó porque no aceptaba la idea de que —pese a tener ya veinticinco— no le diera la oportunidad vivir aquello.
Cabe destacar que Liam es un lobo grande, pero no fuerte físicamente y su punto fuerte es el rastreo. Terminó desmayado de un puñetazo a la vuelta, despertándose casi al llegar para seguirle un drama típico de un lobato, lo que le hizo merecedor de una larga perorata la media hora de camino en coche sobre la importancia del control en uno mismo, aceptar que hay tiempo para todo, que la paciencia es una virtud y que le dejaría mi espacio el sábado en el club para que disfrutara de toda la noche con los humanos.
Aquello último fue un favor, uno que me cobraría en cualquier momento porque así soy y así seré.
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Golpeo la puerta de la casa de mis conejitos pese a que sean las once de la noche de un sábado, y las luces del interior estén apagadas. No escucho movimiento en el interior de la casa, ahora mismo mi nariz no está en posición de reconocer olores con esfuerzo y no tengo fuerzas para sacar las malditas llaves. Todas se han agotado a la hora de coger la moto y estar a nada de caerme con ella al llegar.
Tomo una lenta bocanada de aire, sintiendo el sabor metálico de la sangre que salen de mis labios y lo mueve mi lengua, mezclándolo con la saliva al tragar. Las piernas me hormiguean, los brazos me punzan, el corazón me late tan rápido que casi siento dolores internos al pensar en la posibilidad que Ewan no saldrá por esa puerta. Quiero que me llame ganador, que aprecie que alguien como yo vale la pena y que me tenga más en consideración para que no piense que no hago nada importante.
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𝕽 o w e n [También en Inkitt]
Hombres Lobo[Libro 1] Ser la mano izquierda de tu Alfa es un honor que no todo lobo puede llevar sobre sus hombros, pero es aquello a lo que muchos aspiran alcanzar en algún momento de su vida. Dicen que ese rango especial es lo más cercano a la perfección, al...