CAPÍTULO
15
ᵈᵉᵈⁱᶜᵃᵈᵒ ᵃ AnielaGonzalez
Los naga se habían escapado de una pesadilla. Cubiertos solamente de escamas oscuras eran una combinación horrenda de rasgos de serpiente y cuerpos humanoides, masculinos, con brazos poderosos que terminaban en espolones aguzados, negros, capaces de desgarrar a cualquiera.
Ahí estaban las criaturas sanguinarias de las leyendas, las criaturas que atravesaban el muro deslizándose para atormentar y asesinar a los mortales. Las que habría estado feliz de matar aquel día en los bosques cubiertos por la nieve. Los ojos enormes, almendrados, miraron con hambre al suriel y a mí.
Los cuatro se detuvieron en el borde del claro y el suriel quedó entre ellos y yo; disparé la flecha de mi arco contra el que estaba en el centro.
La criatura sonrió: una línea de dientes afilados como navajas me saludó mientras entre ellos se adelantaba una lengua bífida.
—La Madre Oscura nos ha enviado un regalo hoy, hermanos —dijo, mirando con cuidado al suriel, que trataba de romper el lazo. Después, los ojos de color ámbar cambiaron de dirección y me estudiaron—. Y una comida.
—No hay mucho para comer ahí — dijo otro, y flexionó las garras.
Empecé a retroceder… hacia el arroyo, hacia la mansión, y mantuve la flecha en dirección a ellos. Un solo grito bastaría para que Hua Cheng supiera lo que pasaba, pero apenas tenía aliento. Y si él me había mandado ahí, tal vez no viniera. Mantuve todos los sentidos fijos en mis pasos en retroceso.
—Humano—me rogó el suriel.
Tenía diez flechas, no, nueve, porque ya había disparado la primera que puse en el arco. Ninguna era de fresno, pero tal vez mantuvieran a raya a los naga el tiempo suficiente para que pudiera alejarme.
Di otro paso atrás.
Los cuatro naga se acercaron despacio, como saboreando la lentitud de la cacería, como si ya conocieran de antemano el gusto que tendría mi carne.
Supe que tenía tres parpadeos para tomar una decisión. Tres parpadeos para ejecutar mi plan.
Tensé el arco más todavía. Me temblaba el brazo.
Y después aullé. Un grito agudo y fuerte, en el que puse hasta el último resto de aire que llevaba en los pulmones, que estaban demasiado tensos.
Cuando vi que los naga me miraban a mí solamente, disparé la flecha contra el lazo que retenía al suriel.
El lazo se rompió en pedazos. Como una sombra en el viento, el suriel desapareció, un estallido de oscuridad que hizo tropezar y retroceder a los naga.
El que estaba más cerca de mí se lanzó hacia el suriel; la fuerte columna del cuello escamoso se estiró en el movimiento. Ya no había posibilidad de que mis movimientos no se consideraran un ataque directo y no provocado…, no ahora que habían visto a qué apuntaba.
Seguían con la intención de matarme.
Así que solté la flecha.
La punta brilló como una estrella fugaz a través de la oscuridad del bosque. Apenas si conseguí respirar cuando llegó a su blanco y saltó la sangre.
El naga cayó hacia atrás mientras los otros tres se volvían hacia mí en redondo. No llegué saber si lo había matado con ese disparo: ya estaba lejos.
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A TRAVÉS DE LA MONTAÑA-ADAPTACION/COMPLETÁ [EN EDICIÓN]
Fanfiction-¿Qué vas a hacer conmigo ahora que estoy aquí? Los ojos de Lan Xichen seguían fijos en mí. -Nada. Haz lo que tú quieras. -Entonces, ¿no soy nuestro esclavo? -me atreví a preguntar. Hua Cheng se ahogó con el vino. Pero Lan Xichen no sonrió. -No tene...