CAPÍTULO
41
Lo que siguió a la segunda prueba fue una serie de días que no quiero recordar.Una oscuridad permanente se asentó sobre mí y empecé a desear el momento en que Liu Qinghe me daría esa copa de vino de inmortales y podría perderme durante unas horas. Dejé de pensar en la adivinanza de Sha Hualing …, era imposible. Sobre todo para un humano Analfabeto, ignorante.
Pensar en Lan Xichen hacía que las cosas empeoraran. Ya había pasado dos de las pruebas de Sha Hualing , pero sabía, lo sabía muy dentro de mi corazón, que la tercera sería la que me llevaría a la muerte. Después de lo que le había pasado a su hermana, de lo que había hecho Pei Ming, no me dejaría salir de ese lugar con vida.
No era que yo no la entendiera. Pasaran los siglos que pasasen, dudaba que pudiera olvidar o perdonar nada parecido a eso si lo hubieran sufrido Wei Ying o Yanli. Pero eso no significaba que fuera a salir de este subterráneo con vida.
El futuro que había soñado era solamente eso: un sueño. De todos modos, envejecería y me secaría mientras él seguiría siendo joven durante siglos, tal vez milenios. En el mejor de los casos, pasaría algunas décadas con él y después moriría.
Décadas. Por eso era por lo que estaba peleando yo: un relámpago en el tiempo para ellos…, una gota en la laguna de los eones de los inmortales.
Así que bebí el vino con ansia; dejé de preocuparme por mi identidad y por lo que me había importado alguna vez.
Dejé de pensar en el color, en la luz, en los ojos de Xichen…, en todas esas cosas que había querido pintar y nunca pintaría.
No iba a salir vivo de esa montaña.
Caminaba hacia la cámara en la que me vestían las dos sirvientas de sombra de Liu Qinghe, mirando la nada y pensando en menos que nada, cuando oí un siseo y el batir de unas alas en el aire desde una curva más adelante. El attor. Las inmortales que iban conmigo se pusieron tensas pero levantaron un poquito el mentón.
Nunca me había acostumbrado al attor, pero había llegado a aceptar esa presencia maligna. Ver cómo se ponían tensas mis dos escoltas despertó en mí un miedo dormido y se me secó la boca cuando nos acercamos a la curva.
Aunque estábamos veladas y cubiertas por la sombra, cada paso me acercaba más a ese demonio alado. Los pies se me volvieron de plomo.
Después se oyó el gruñido de una voz gutural, grave, en respuesta al siseo del attor. Ruido de garras sobre la piedra. Mis escoltas intercambiaron miradas, me empujaron a un nicho en la pared y un tapiz que un segundo antes no estaba ahí cayó sobre nosotras; las sombras se profundizaron, se solidificaron. Tuve la sensación de que si alguien separaba el tapiz de la pared solamente vería piedra y oscuridad.
Una de ellas me tapó la boca con la mano y me sostuvo con fuerza contra ella; las sombras se deslizaron por encima de nuestros brazos. Olía a jazmín… Nunca había notado eso antes.
Después de todas esas noches, seguía sin saber sus nombres.
El attor y su compañero aparecieron delante, en la curva, y siguieron hablando… en voz baja. Solo cuando conseguí entender sus palabras me di cuenta de que estábamos haciendo mucho más que escondernos.
—Sí —estaba diciendo el attor—, desde luego. Ella se va a sentir muy feliz cuando sepa que por fin están preparados.
—¿Los altos lores van a contribuir con sus fuerzas? —preguntó la voz gutural. Habría jurado que resoplaba como un cerdo.
ESTÁS LEYENDO
A TRAVÉS DE LA MONTAÑA-ADAPTACION/COMPLETÁ [EN EDICIÓN]
Fanfiction-¿Qué vas a hacer conmigo ahora que estoy aquí? Los ojos de Lan Xichen seguían fijos en mí. -Nada. Haz lo que tú quieras. -Entonces, ¿no soy nuestro esclavo? -me atreví a preguntar. Hua Cheng se ahogó con el vino. Pero Lan Xichen no sonrió. -No tene...