CAPÍTULO
21
En el desconocido todo irradiaba gracia, sensualidad y fluidez. Alto fae, sin duda.
El pelo negro, corto, brillaba como las plumas de un cuervo, y destacaba su piel pálida y los ojos tan azules que parecían de color violeta, incluso bajo la luz del fuego. En ese momento brillaban divertidos, mirándome.
Durante un momento no dijimos nada. «Gracias» no parecía ser suficiente para lo que él había hecho por mí, pero algo en la forma en que permanecía ahí, de pie, perfectamente quieto, en la forma en que la noche parecía apretarse a su alrededor, me hizo dudar… y desear salir corriendo.
Él tampoco tenía máscara. De otra corte, entonces. Una media sonrisa le jugaba en los labios.
—¿Qué está haciendo un mortal en la Noche de los Fuegos? —La voz era el ronroneo de un amante y me hizo temblar, porque me acarició todos los músculos, los huesos y los nervios.
Di un paso atrás.
—Me han traído mis amigos.
Los tambores estaban acelerando el tempo y llegando a un clímax que yo no comprendía. Hacía tanto que no veía una cara descubierta que pareciera vagamente humana… Su vestimenta — totalmente negra, refinada— le quedaba bien ajustada al cuerpo y no ocultaba en absoluto su perfección. Como si la noche misma lo hubiese moldeado.
—¿Y quiénes son tus amigos? —Me seguía sonriendo… Un predador que contempla su presa.
—Dos damas —mentí de nuevo.
—¿Nombres? —Se me acercó un poco mientras metía las manos en los bolsillos. Retrocedí un paso y mantuve la boca cerrada. ¿Acababa de cambiar a tres monstruos por algo peor?
Cuando se hizo evidente que no iba a contestarle, soltó una risita.
—De nada —dijo él—. Por salvarte.
Sentí su arrogancia y retrocedí otro paso. Ya estaba más cerca de la hoguera, del valle bajo en el que se reunían los inmortales, tanto que tal vez podría llegar hasta allí si corría. Y tal vez entonces alguien me ayudaría…, tal vez Hua Cheng o Mian Mian estaban por allí.
—Es raro que una mortal sea amigo de dos inmortales —musitó él, y empezó a dar vueltas a mi alrededor. Habría jurado que detrás de él se veía una estela de dedos de noche besada por estrellas—. ¿No sentían terror los humanos cuando nos veían? Y en realidad, ¿no se supone que nosotros deberíais quedaros al otro lado del muro?
Su presencia me hacía sentir terror, claro, pero no pensaba decírselo.
—Las conozco de toda la vida.
Nunca tuve nada que temer de ellas.
Él dejó de caminar. Y se quedó justo entre la hoguera y yo… y mi ruta de escape.
—Y sin embargo te han traído al Gran Rito y te han abandonado aquí.
—Se han ido a buscar algo para comer —dije, y su sonrisa se ensanchó.
Mi respuesta acababa de dejarme al descubierto, aunque no sabía por qué.
Había visto a los sirvientes llevando comida, pero tal vez…, tal vez la comida no estaba en los alrededores.
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A TRAVÉS DE LA MONTAÑA-ADAPTACION/COMPLETÁ [EN EDICIÓN]
Fanfiction-¿Qué vas a hacer conmigo ahora que estoy aquí? Los ojos de Lan Xichen seguían fijos en mí. -Nada. Haz lo que tú quieras. -Entonces, ¿no soy nuestro esclavo? -me atreví a preguntar. Hua Cheng se ahogó con el vino. Pero Lan Xichen no sonrió. -No tene...