CAPITULO 25

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CAPÍTULO

25

Un rato después de que encontrase esa cabeza, Lan Xichen tuvo que partir hacia las fronteras, y no quiso decirme adónde iba ni por qué. Pero pude intuir bastante por lo que no dijo: la plaga se arrastraba despacio y se dirigía directamente desde otras cortes hasta la nuestra.

Él no volvió esa noche, la primera vez que dormía fuera de la mansión desde que yo había llegado. Sin embargo, envió a Hua Cheng para informarme de que estaba vivo. Hua Cheng había enfatizado esta última palabra lo suficiente para que yo durmiera terriblemente mal, incluso cuando una parte de mí estaba maravillada de saber que Lan Xichen se había molestado por darme noticias acerca de su paradero.

Supe que estaba avanzando por un camino que era probable que terminara con mi corazón mortal hecho pedazos…

Sin embargo… ya no podía detenerme.

No había podido desde el día de los naga. Pero ver esa cabeza…, los juegos que tenían lugar en esas cortes, la forma en que todos jugaban con las vidas de otros, disponiéndolas como fichas sobre un tablero…, hacía que cada vez que lo pensaba tuviera que esforzarme para mantener la comida en el estómago.

Sin embargo, a pesar de la maldad que se arrastraba hacia nosotros, me desperté al día siguiente con el alegre sonido de un violín, y al mirar por la ventana descubrí que el jardín estaba completamente adornado con cintas y serpentinas. En las colinas lejanas vi la preparación de hogueras y de los mástiles de mayo. Cuando le pregunté a

Mian Mian —averigüé que ella era LiangJin, así se llamaba su pueblo—, dijo sin ninguna alegría:

—Solsticio de verano. La celebración mayor era siempre en la Corte Verano, pero las cosas han cambiado mucho en estos tiempos. Así que ahora tenemos una aquí también.

Verano… En las semanas que había pasado cenando con Lan Xichen, pintando y recorriendo las tierras de la corte junto a él había llegado el verano. ¿Realmente creía mi familia que yo seguía de visita con una tía perdida hacía mucho tiempo?, ¿Qué estaban haciendo? Si ya había llegado el solsticio, habría una pequeña celebración en el centro de la aldea, nada religioso, por supuesto, aunque tal vez los hijos de los benditos entraran en el pueblo para tratar de convertir a los jóvenes. No sería una gran fiesta, solamente comida para todos, cerveza regalada por la única taberna y tal vez algunos bailes. Lo único para celebrar era que suponía un día de descanso de las largas jornadas de verano que se pasaban sembrando y labrando la tierra.

Por la decoración del jardín, se veía que lo que iba a ocurrir en la Corte Primavera sería mucho más grande, mucho más emocionante.

Xichen no volvió en todo el día. La preocupación me carcomió a pesar de que me senté a pintar una imagen rápida de las cintas y serpentinas del jardín. Tal vez era egoísta y mezquino por mi parte, ya que la plaga había vuelto, pero deseaba en mi interior que el solsticio no requiriera los mismos ritos que la Noche de los Fuegos. No me permití pensar demasiado en lo que haría si Xichen volvía a tener frente a él una hilera de hermosas inmortales.

Solo a última hora de la tarde oí la voz profunda de Lan Xichen y la risa de Hua Cheng, parecida a un rebuzno, ecos que atravesaron el pasillo y llegaron a mi estudio de pintura. El alivio se me asentó en el pecho, pero cuando corrí al encuentro de los dos, pero Mian Mian me arrastró al dormitorio. Me sacó la ropa manchada de pintura e insistió en que me pusiera un vestido rojo de gasa con dibujos de espigas de maíz y mucho movimiento.

A TRAVÉS DE LA MONTAÑA-ADAPTACION/COMPLETÁ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora