CAPITULO 42

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CAPÍTULO

42


Era una fiesta como cualquier otra…, aunque seguramente sería la última para mí. Los inmortales bebían y bailaban, y se paseaban, se reían y cantaban canciones etéreas y obscenas. No capté ningún atisbo de anticipación sobre lo que podría ocurrir conmigo al día siguiente, las posibilidades que tendría de alterar algo para ellos, en su mundo.

Tal vez sabían que iba a morir.

Me quedé a un costado, cerca de una pared, olvidada por la multitud, esperando a que Liu Qinghe me llamara y me ordenara beber el vino y me pusiera a bailar e hiciera lo que él quisiera, fuera lo que fuese. Llevaba puesta mi ropa de siempre, tatuada del cuello para abajo con esa pintura azul negra.

Esa noche, mi vestido de tela de araña era de un tono rosado parecido a la puesta de sol, demasiado brillante y delicado contra los remolinos de pintura que me cubrían la piel. Demasiado alegre para lo que me esperaba al día siguiente.

Liu Qinghe se estaba tomando más tiempo que otras veces para llamarme, aunque probablemente eso era por la inmortal de cuerpo sutil que tenía sentada en las rodillas y que le acariciaba el pelo con dedos largos y verdosos. Muy pronto se cansaría de ella. No me molesté en mirar a Sha Hualing . Era mejor fingir que no estaba ahí. Hua Cheng nunca me hablaba en público, y Lan Xichen… En los últimos días se me había hecho difícil mirarlo.

Lo que quería era que todo terminase, solo eso. Quería que el vino me llevara a través de esa última noche y me arrastrase hasta mi destino. Estaba tan concentrado en anticipar la orden de Liu Qinghe que no noté que alguien estaba junto a mí hasta que el calor de su cuerpo se hizo notar en el mío.

Me puse rígida cuando olí el perfume a lluvia y a tierra y no me atreví a darme la vuelta hacia Lan Xichen. Nos quedamos uno al lado del otro, mirando a la multitud, tan quietos como estatuas.

Sus dedos rozaron los míos, y me atravesó una línea de fuego, quemándome con tanta fuerza que se me llenaron los ojos de lágrimas. Deseé… deseé que no me tocara la mano marcada, que sus dedos no tuvieran que acariciar los contornos del maldito tatuaje.

Pero vivía en ese momento, y durante los pocos segundos en que nuestras manos se tocaron, mi vida se convirtió en algo hermoso de nuevo.

Mantuve la cara en una máscara fría.

Él dejó caer la mano y, con tanta rapidez como había llegado, desapareció, abriéndose camino a través de la multitud. Solo entonces me miró por encima del hombro e inclinó la cabeza tan levemente que lo comprendí.

El corazón me latía con mayor velocidad que durante las pruebas y me obligué a parecer lo más aburrido posible antes de dejar de apoyarme en la pared para enderezarme y caminar tras él como por casualidad. Tomé una ruta diferente pero siempre hacia la pequeña puerta medio escondida detrás de un tapiz donde él me estaba esperando.

Solo tenía unos minutos antes de que Liu Qinghe empezara a buscarme, pero un momento a solas con Lan Xichen sería suficiente.

Me acerqué más y más a la puerta; casi no me atreví a respirar cuando pasé junto a la tarima de Sha Hualing , junto a un grupo de inmortales muertos de risa… Lan Xichen desapareció por la puerta más rápido que el relámpago y yo caminé más despacio hasta marchar a un ritmo muy lento. En esos días nadie me prestaba mucha atención hasta que me convertía en el juguete drogado de

Liu Qinghe. Casi con demasiada rapidez, la puerta estuvo frente a mí y se abrió sin ruido para dejarme entrar.

La oscuridad me rodeó. Vi solo un rayo de color verde y oro antes de que el calor del cuerpo de Lan Xichen me cayera encima y nuestros labios se encontrasen.

A TRAVÉS DE LA MONTAÑA-ADAPTACION/COMPLETÁ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora