CAPITULO 31

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CAPÍTULO

31

El baile fue un no parar de danzas y de pavoneo, de aristócratas enjoyadas, de vino y de brindis en mi honor. Yo me quedé cerca de Wei Ying porque el parecía bueno para espantar a los pretendientes demasiado curiosos que querían más información sobre mi fortuna. Pero traté de sonreír, aunque solo fuera por Yanli, que daba vueltas por la habitación y saludaba personalmente a cada uno de los invitados y bailaba con todos los hijos de los personajes importantes.

Seguía pensando en lo que había dicho Wei Wuxian, en lo que había comentado sobre salvar a Lan Xichen.

Yo sabía que algo andaba mal. Antes de irme, supe que él estaba en problemas…, no solo por la plaga, sino también porque las fuerzas que se reunían para destruirlo eran letales y, sin embargo… sin embargo había dejado de buscar respuestas, había dejado de luchar. Qué egoísta, satisfecho por haber dejado de lado esa parte salvaje de mí que había sobrevivido de hora en hora sin pensar jamás en el futuro. Le había permitido mandarme a casa. No había tratado de comprender en toda su profundidad la información que había reunido sobre la plaga o sobre Sha Hualing . No había tratado de salvarlo. Ni siquiera le había dicho que lo amaba. Y Hua Cheng… Hua Cheng lo había sabido también, y me había mostrado en sus palabras amargas del último día la desilusión que yo le había causado.

Eran las dos de la madrugada y la fiesta no mostraba señales de terminar.

Mi padre charlaba en una especie de corte con varios mercaderes y hombres de la aristocracia a los que ya me habían presentado y cuyos nombres había olvidado en un instante. Yanli se reía en medio de un círculo de hermosas amigas, brillantes y acaloradas. Wei Ying se había retirado a su habitación en silencio, a medianoche, y yo no me preocupé por saludar a nadie cuando finalmente me deslicé escaleras arriba.

Al mediodía siguiente, todos con los ojos rojos y en silencio, nos reunimos en la mesa del almuerzo. Les di las gracias a mi hermana y a mi padre por la fiesta y esquivé las preguntas sobre si me había llamado la atención alguno de los hijos de sus amigos.

Había llegado el calor del verano y apoyé el mentón sobre el puño mientras me abanicaba. Había dormido mal debido al bochorno de la noche anterior.

En la mansión de Lan Xichen nunca hacía frío ni calor.

—Estoy pensando en comprar la propiedad de los Ming —estaba diciendo mi padre. Hablaba con Yanli, la única de nosotros que lo escuchaba—.He oído un rumor. Dicen que va a salir a la venta pronto porque nadie sobrevivió. Sería una buena inversión. Tal vez una de nosotros pueda construir ahí su casa cuando llegue el momento.

Yanli asintió interesada, pero yo parpadeé.

—¿Qué les pasó a los Ming?

—Ah, fue horrible —dijo Yanli—. Se quemó la casa. Murieron todos. Bueno, no encontraron el cuerpo de Fang, pero… —Miró su plato—. Pasó en mitad de la noche… La familia, los sirvientes… Todos. El día antes de que volvieras a casa…

—Ming Fan —dije yo despacio.

—Era amigo nuestro, ¿te acuerdas? —me preguntó Yanli. Asentí y noté los ojos de Wei Ying sobre mí.

No… no, no podía ser… Era una coincidencia…, tenía que ser una coincidencia, porque si no… Yo le había dado ese nombre a Liu Qinghe. Y él no lo había olvidado.

Se me revolvió el estómago y luché contra la náusea que se movía dentro de mí.

—¿A-cheng? —me llamó mi padre interesándose por lo que me ocurría.

A TRAVÉS DE LA MONTAÑA-ADAPTACION/COMPLETÁ [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora